Higinio Flores Alcázar es comunicador social del área económica
También están los Agrotokens con los que el sector agropecuario puede comprar maquinaria e insumos ¿Qué esperamos?
Cada día que pasa, los bancos tradicionales tienen menos público, el cual ahora está compuesto mayoritariamente por personas de la tercera edad, el resto ya ha migrado a la banca digital que permite realizar transacciones a nivel nacional e internacional con menos burocracia y mayor velocidad; los QR ya están presentes hasta en pequeños negocios e incluso algunos minibuses permiten el pago del pasaje con ese mecanismo que requiere como principal instrumento el celular vinculado a una cuenta bancaria, por lo tanto, lo virtual es el presente, no el futuro.
También las criptomonedas como el Bitcoin ganan aceleradamente espacios entre los empresarios y los jóvenes, e incluso el Banco Central de Bolivia ya aceptó su vigencia, la cual antes era penalizada; en Santa Cruz ya existe un snack que recibe criptomonedas por el pago de sus hamburguesas, el Bitcoin, el Ethereum, el Tether, el USDT ya están virtualmente presentes en nuestra economía y cada vez cobran más fuerza.
Además de ello, los criptoactivos son una oportunidad para la economía boliviana porque en nuestro territorio se puede instalar minas para Bitcoins utilizando recursos que actualmente se desperdician, tales como el gas natural que se quema en antorchas de los pozos hidrocarburíferos.
Para muestra un botón: el joven ingeniero cochabambino, Diego Monroy Marinkovic, elaboró un proyecto de mina de Bitcoins en el Pozo X1 de Warnes, en Santa Cruz, el cual actualmente está a cargo de YPFB. Solo se espera ajustes a la normativa actual (que no contempla la producción de criptoactivos), un capital mínimo y voluntad política para dar este primer paso que puede ser repetido, en menos de un año, en muchos campos gasíferos que tiene la estatal petrolera.
También son potenciales generadores de energía para Bitcoins los ingenios azucareros que pueden producir biogás con los residuos de la caña y así optimizar sus rendimientos económicos.
Argentina, para contrarrestar la escasez de dólares, utilizó los Agrotokens, un criptoactivo que tiene como respaldo la producción de la soya y con ello pudo financiar la compra de tractores e insumos para el sector agrícola, lo que también puede ser emulado por Bolivia que sufre la ausencia de dólares; e incluso puede ir más allá, pues el litio del Salar de Uyuni también es susceptible a ser tokenizado. Sólo falta abrir las mentes y acudir a la tecnología moderna, en lugar de lamentarnos de una crisis económica cada vez más profunda que será peor si nos mantenemos en los viejos trajes de la tradicionalidad.
Nuestra riqueza está en el aprovechamiento creativo y moderno de la energía, la cual también puede inyectarse en los coches eléctricos para lo que se debe realizar un “combo” de energías renovables y fósiles, pues tener energía es tener progreso y Bolivia tiene muchas fuentes hidrocarburíferas tradicionales (aún no descubiertas) y alternativas existentes como el sol, agua, viento e incluso la posibilidad de producir hidrógeno verde.
Cuando se vislumbra un cambio de gobierno, deberíamos escuchar en las propuestas de los candidatos a la presidencia y sus acompañantes, mensajes de lo que piensan hacer con la energía, sus ideas respecto a los criptoactivos para dejar de depender del tradicional dólar de papel, qué harán respecto a la subvención de combustibles fósiles, cómo podemos instalar en nuestro territorio empresas de tecnología que faciliten la electromovilidad, cómo se pueden establecer alianzas para producir baterías de litio, qué planes tienen para revolucionar la educación hacia carreras que realmente se necesitan, en fin propuestas sanas y reales en lugar de los insultos, denuncias de corrupción o promesas improvisadas falsas y exageradas sin fondo.
De nosotros depende, si votaremos por el que mejor insultó o el que presentó las mejores propuestas.