Raúl Alberto Quispe Catacora
Uno de los hitos históricos más relevantes de la Revolución Nacional de 1952, es la implementación del Código de la Educación Boliviana (Mendoza, 1993, pág. 25), dando lugar al nacimiento de las escuelas normales, que fueron responsables de la formación docente de los ciclos preescolar, primaria y secundaria, tanto urbano como rural, según artículo 90 del código citado.
Posteriormente en la Ley 1.565 de Reforma Educativa de 1994 (Ministerio Educación, Cultura y Deportes, 2002), en su artículo 15 dispone: “Las Escuelas Normales Urbanas y Rurales serán transformadas en Institutos Normales Superiores en los que se llevará a cabo la formación y capacitación de los docentes que el Sistema Educativo requiera”. Con clara intención de privatización de la formación de maestros, dice: “Estos institutos podrán ser adscritos a las universidades (privadas)”, tal como ocurrió con la Escuela Normal de Warisata.
En la Ley 070 de la Educación “Avelino Siñani – Elizardo Pérez”, artículo 31, se establece: “(La) Formación Superior de Maestros, es el proceso de formación profesional en las dimensiones pedagógica, sociocultural y comunitaria, para los subsistemas de Educación Regular, Alternativa y Especial”. Tiene una naturaleza de formación única, intracultural, intercultural, plurilingüe, fiscal gratuita y diversificada. Pasando a denominarse como: “Escuelas Superiores de Formación de Maestros” (2010, pág. 26).
Las Escuelas Superiores de Formación de Maestros (ESFM), según artículo 33, persiguen estos objetivos: “Formar profesionales críticos, reflexivos, autocríticos, propositivos, innovadores, investigadores; comprometidos con la democracia, las transformaciones sociales e inclusión plena de los bolivianos”. Y “desarrollar la formación integral de maestros con alto nivel académico en el ámbito de la especialidad y el ámbito pedagógico, sobre la base del conocimiento de la realidad e identidad cultural del país”.
En esa perspectiva histórica de crecimiento y desarrollo de la Escuelas Normales, en la actualidad, tienen problemas identificados, que seguramente fueron considerados en el Congreso de la Educación, para proponer cambios estructurales en la Formación Inicial de los Maestros/as:
1.- Modalidad de ingreso sin presión social de autoridades locales para postulantes con pertinencia a Nación o Pueblo Indígena Originario Campesino con dominio de su lengua originaria (B1). Se sugiere ingreso solo con examen escrito.
2.- Evaluación de los estudiantes normalistas, que en equidad y justicia con universidades se establezca nota de aprobación 51 puntos, graduación con defensa de tesis, examen de grado, trabajo dirigido y excelencia académica.
3.- Elevar el porcentaje de asistencia de los estudiantes normalistas de 85% a 95% trimestral, por tener su formación carácter de “excelencia académica”.
4.- Institucionalización y selección de docentes catedráticos con alta formación académica y especialización posgradual para docencia normalista.
5.- Incrementar las formalidades de exigencia académica a los normalistas para lograr alta formación con excelencia académica en el ámbito pedagógico didáctico.
6.- Actualización de la malla curricular y carga horaria de las escuelas normales, adecuados al avance de la ciencia y la tecnología.
7.- Formar maestros investigadores de la realidad objetiva y generadores de saberes y conocimientos científicos en textos escritos y prácticas educativas.
8.- Otorgar mayor trascendencia y énfasis desde primer año de formación a las “Prácticas Educativas”, con acompañamiento de docentes especializados en didáctica.
9.- Definir roles y funciones de los docentes guía, tutores y directores unidad educativa para las prácticas educativas de los normalistas.
10.- Exigir y comprometer apoyo moral y material de los Consejos Educativos a los practicantes normalistas en las unidades educativas.
Quedaron muchos otros temas referidos a las Escuelas Normales, que próximamente continuaremos analizando, porque se trata de la formación de maestros de nuestros hijos.
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