Marcelo Miranda Loayza
El Adviento para Joseph Ratzinger (Papa Benedicto XVI) es mucho m谩s que una preparaci贸n para la Navidad; es un tiempo cargado de significados teol贸gicos y existenciales que interpelan profundamente al creyente cristiano. Como tiempo lit煤rgico nos invita a reflexionar sobre la espera, la conversi贸n y la preparaci贸n espiritual.
Ratzinger define el Adviento como el tiempo de espera de Dios. En una 茅poca marcada por el frenes铆, la inmediatez y el consumismo el Adviento nos regresa al misterio de la paciencia divina, que se revela en la historia de la salvaci贸n. La capacidad de esperar es innata al ser humano y es en ese sentido que el Adviento nos recuerda que toda vida cristiana es una espera, un caminar hacia el encuentro definitivo con Cristo. La Fe se enmarca en la paciencia de la espera, la inmediatez, por ende, no es cristiana, pues Dios se muestra en la contemplaci贸n y la introspecci贸n, en la grandeza de lo sencillo que prefiere un pesebre antes que un castillo.
Ratzinger subraya que el Adviento celebra tres venidas de Cristo: su encarnaci贸n hist贸rica en Bel茅n, su presencia actual en los sacramentos y su retorno glorioso al final de los tiempos. Esta perspectiva nos invita a vivir el presente con la mirada puesta en la eternidad, pero al mismo tiempo con la certeza de su compa帽铆a y presencia. Dios es Dios y en el Adviento nos revela su presencia y, a la vez, la esperanza de la espera. Ratzinger destaca que el Adviento es un tiempo de esperanza viva, esta esperanza no es ingenua ni pasiva, sino una confianza activa en el cumplimiento de las promesas de Dios.
Mar铆a ocupa un lugar central en el Adviento, pues su fe y disponibilidad al plan de Dios son el ejemplo perfecto de c贸mo vivir este tiempo de espera con humildad y confianza, una confianza que pregunta, pero que no duda, una confianza que calla, para luego asentir: 鈥渉谩gase en mi seg煤n tu palabra鈥. Es por ello que Mar铆a no solo es la Madre de Dios, sino tambi茅n el arquetipo de la Iglesia y de cada creyente que espera la llegada de Cristo. Su 鈥渟铆鈥 en la Anunciaci贸n representa la apertura total a la voluntad divina y su disposici贸n a cooperar con el plan de salvaci贸n. Ella es ejemplo de confianza, humildad y entrega, virtudes esenciales durante el Adviento. Ratzinger resalta que, en Mar铆a, la espera no es pasiva, sino activa: es un tiempo de preparaci贸n interior, de purificaci贸n, reflexi贸n y de entrega.
El Adviento es una gu铆a espiritual que nos introduce en el misterio del tiempo de Dios. Las lecturas, oraciones e himnos en la liturgia nos preparan para recibir a Cristo con corazones renovados. Es un llamado a la conversi贸n, a purificar el coraz贸n, a despojarnos de lo que nos aleja de Dios y a abrirnos a la gracia transformadora de su amor. El Adviento no solo nos remite al pasado, sino que nos orienta hacia el futuro, record谩ndonos que vivimos en la tensi贸n entre el 鈥測a鈥 de la redenci贸n y el 鈥渢odav铆a no鈥 de su plenitud. Esta paradoja divina nos invita a la Metanoia (conversi贸n), que a su vez nos llama a sentirnos redimidos por el Amor Divino, pero que tambi茅n nos conmina a la paciencia en la espera, cultivando la justicia, la paz y el amor en el mundo, es decir, en espera activa.
En el Adviento, para Benedicto XVI, se entrelazan la espera, la esperanza y la misi贸n prepar谩ndonos para recibir a Cristo, invit谩ndonos a vivir con fe, alegr铆a y caridad en un mundo marcado por la prisa y el vac铆o. El Adviento nos devuelve al centro de nuestra existencia: la promesa viva de Dios que nunca falla.
El autor es te贸logo, escritor y educador.