Severo Cruz Selaez
No solo en dictadura el pueblo ha sufrido hambre, se le ha mentido, se lo ha sometido, también en democracia. No solo en dictadura pequeños grupos se enriquecieron, también en democracia. No solo en dictadura tuvo cobertura el entreguismo, también en democracia. No solo en dictadura han subido los índices del desempleo, también en democracia. No solo en dictadura ha crecido el comercio informal, también en democracia. No solo en dictadura el contrabando hizo tabla rasa con la producción nacional, también en democracia. Esa es la realidad que no se puede esconder ni ignorar, cuando faltan pocos meses para celebrar el bicentenario de Bolivia.
“Se siente, se siente, el pueblo está presente”, se decía en épocas de la dictadura. Cuando el costo de vida era apremiante e inalcanzable. Ahora el pueblo está presente, angustiado por la situación ampliamente conocida. Con el único objetivo de liberarse del peso que recae sobre sus espaldas. Con el afán de llevar alimento a sus hijos, a fin que ellos no sean devastados por la desnutrición y el hambre. Hace malabarismos para adquirir los artículos de la canasta familiar. Exige estabilidad económica, para tener bienestar social. Exige decisión y voluntad política para vencer los escollos que frenan la producción y la exportación. La mezquindad y el oportunismo perjudican al país. Habría que actuar pensando en los supremos intereses nacionales. En las personas de escasos recursos, en particular. El desprendimiento y el desinterés político deberían primar por el bien común.
En medio de una realidad económica adversa, Bolivia ingresó a un periodo electoral. En momentos del desgaste gubernamental, que es irreversible. Cuando el fraccionamiento del partido oficialista ha tocado fondo. Entre tanto, el pueblo boliviano aún no está en condiciones para responder a esa inquietud, porque atraviesa las de Caín. Lo prioritario para él es sobrevivir, ajustándose el cinturón. Ese es el objetivo fundamental del pueblo boliviano ahora.
No le interesan discursos ni ofertas electorales, de donde vengan o de quienes sean. Cualquiera fuese su tendencia. A estas alturas de la historia, le interesa cuidar de su familia. Pero que interesa a ciertos elementos que han vivido y viven de la política. Que amasaron fortuna succionando los recursos del empobrecido Estado boliviano. Que han provocado la situación adversa actual, en deterioro inclusive de los sectores menos favorecidos. Que no se dignaron construir un destino mejor, pese a la bonanza económica que experimentó el país. Posiblemente ahora el objetivo es ganar simpatizantes, con miras a las próximas elecciones. Quizá también tienen en mente asumir acuerdos o alianzas, en el marco de las posibilidades electorales, para usufructuar nuevamente del Poder.
En suma: el objetivo inmediato es recuperar la estabilidad económica, a fin que retorne la certidumbre a la población.