Severo Cruz Selaez
Viene el 2025 con una posible escasez de alimentos y el desproporcionado contrabando a la inversa. Con una elevada tasa de desempleo y del comercio informal. Con una canasta familiar deteriorada por el agio y la especulación. Con bloqueo de caminos y la inseguridad jurídica. Y la pugna política que sacará ronchas. Presagios que han avivado las luces de alarma en la población que brega duramente por sobrevivir. Obviamente quienes perciben substanciosos salarios del Estado, viven en otro mundo y no les preocupan tales vaticinios. “Barriga llena, corazón contento”, dirán en sus fueros internos.
El 2025 será a la vez un año electoral. Los políticos estarán inmersos en actividades de proselitismo. Atareados y confrontados por sumar votos. Analizando quizá la posibilidad de un fraude. Reiterarán actitudes oportunistas, tratando de cautivar a la población. Se conectarán con los más humildes, buscando demostrar la vocación de servicio hacia ellos. Intentarán interpretar sus sueños tendentes a alcanzar mejores días. Proliferarán discursos, ofertas y propuestas, de toda índole y tendencia. Se esforzarán por ganar el respaldo ciudadano, que les permita repuntar en las lides electorales. Que sus proyectos, sus ideas e ideales, promuevan debate en las calles, en las redes sociales y en los claustros universitarios. Que la gente se interese por conocerlos personalmente a ellos. El cálculo político jugará un papel preponderante. A pesar que tuvo siempre enormes falencias. Los asesores se esmerarán en realizar su trabajo.
La mayoría de aquellos políticos que buscarán la Presidencia de la República tienen un pasado, según vemos por el momento. En ciertos casos un pasado funesto. Ello implicará una evaluación seria y minuciosa por las personas votantes. Pero que tienen también estructura partidaria propia o prestada. Hay quienes prestan o alquilan siglas por un plato de lentejas. El oportunismo prima en épocas electorales. Unos tienen sus bastiones en el campo, algunos en la mina y otros en la ciudad.
Son tan conocidos como la ruda. Provienen del oriente y occidente. Y del trópico también. Algunos son responsables de la situación adversa que atraviesa el país, porque despilfarraron los recursos correspondientes a la época del auge gasífero. Ahora el país en crisis económica importa no solo diésel sino arroz.
Piensan que la solución a la problemática nacional está a la vuelta de la esquina. Hablan con una ligereza increíble. Bueno, es comprensible, porque están en campaña. Pero la cosa es tan compleja, por cierto. Con una actitud demagógica se puede ganar electores, pero que también se puede arruinar el futuro nacional. Una posible solución requeriría no solo del esfuerzo interno sino del respaldo externo. A ver quién se anima a poner el cascabel al gato. Esta posibilidad jamás la dirán públicamente los candidatos a la Presidencia de la República. Siempre tienen algo guardado bajo la manga. Algo para engatusar no solo a sus seguidores sino a la ciudadanía.
En suma: solo una inquebrantable decisión patriótica y la férrea voluntad política viabilizarán la solución ante el desastre nacional. ¡Dios nos ilumine en este tema!