David Foronda H.
Dicen que, en esencia, “reconfigurar” implica hacer ajustes o cambios en algo que ya estaba configurado previamente, con el objetivo de mejorar su funcionamiento, adaptarse a nuevas circunstancias o cambiar su forma original. El verbo “reconfigurar” se usa para describir el proceso de configurar algo nuevamente, o de diferente manera. Esto puede aplicarse a una variedad de contextos, que van desde la reconfiguración de un dispositivo tecnológico hasta la modificación de planes o estructuras organizativas. Es trascendente, puesto que refleja la capacidad de adaptación y ajuste que es necesaria en muchos aspectos de la vida o la tecnología.
Reconfigurar es también rediseñar, remodelar, reformar, reordenar, reformular, entre otras acepciones. Asimismo, se menciona ejemplos de cómo se puede utilizar esta palabra: Ese progreso justifica la decisión del Secretario General de reconfigurar la presencia de las Naciones Unidas…; ningún intento se hizo por reconfigurar los procesos operativos…; iba a ser el primer paso para reconfigurar toda la región en beneficio del capitalismo, el comunismo…; la reconfiguración del orden mundial que buscan algunos países, para uno nuevo…, etc.
Ahora bien, ya se habla de “reconfigurar” Bolivia ante tantos descalabros por los que viene pasando –algo de siempre, según la opinión de cualquier persona que revise nuestra historia– y que nos sumergen en la incertidumbre. Por lo estaría siendo usado correctamente el término “reconfigurar”. Por supuesto que no se trata de un ordenador o computadora que es sometido a una labor de “reconfiguración”, pero todo lo que acaece en nuestra patria no podría ser definido con otra palabra, dado que desde hace rato se habla de “refundación”, y hasta han dado a entender que república y estado plurinacional son dos cosas diferentes, aspecto sobre el que huelgan mayores comentarios, ya que lo hemos vivido en el tiempo que transcurre.
Como fuere, cuanto acontece en el país hace pensar a gil y mil que requerimos algo nuevo, que de veras sea positivo, ante los fracasos de las “izquierdas” y las “derechas”, y así se pueda poner a Bolivia en el verdadero camino del progreso y bienestar, puesto que está muy vapuleada, quizás desde siempre. O sea ¿es necesario “reconfigurarla” para salir de ese estado de cosas? Pareciera ser así porque ¿hasta cuándo se puede permitir que cualquier hijo de vecino bloquee caminos, carreteras y vías públicas, impidiendo incluso el paso de ambulancias y cobrando el “derecho de pase”? O que cada año incendien ferozmente los bosques, matando la flora y fauna en forma impune? ¿La justicia y las leyes deben seguir bajo la tutela del poder político? Y tantas otras arbitrariedades y desmanes que no tienen que darse en una nación civilizada. Digamos que, quién sabe, todos los bolivianos tengamos que pasar por un proceso de “reconfiguración” para dar paso a otra mentalidad y dejar de lado el “dejar hacer y dejar pasar” y la indiferencia.
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