Ana María Pérez Mollinedo
Volvemos a este espacio de opinión agradeciendo a las personas que lo valoran y lo siguen, que nos alientan y sugieren temas y hasta nos hacen conocer sus quejas o reclamos. Y es que nos preocupan Bolivia y su gente. Habitantes de la ciudad de La Paz y el resto del país, sentimos un profundo dolor por lo sucedido en la zona Bajo Llojeta y la mazamorra que arrasó viviendas y terminó con la vida de la pequeña Camila. Y es que en este tiempo vivimos ciegos por la política y más política. En programas informativos, espacios de opinión en calles, mercados, motorizados, hasta en el teleférico solo se habla de política.
No más, ni la politiquería ni los políticos van a salvar Bolivia, estamos tan destrozados, que ni derecha, centro, mucho menos izquierda van a solucionar, con una fórmula mágica, la profunda crisis que estamos viviendo. Las autoridades, alcaldes y prefectos tienen mayor responsabilidad, lógicamente y su función debería ser de prevención. Hace cuántos años no son definidos los límites territoriales, o esto es útil al hacer construcciones fuera de norma. Por qué se permite que en la punta de los cerros se siga construyendo casas, urbanizaciones, sin tomar en cuenta estudios, por los posibles peligros. La gente más pobre es engañada y le ofrecen la casa soñada al borde de barrancos y quebradas.
Estamos a tiempo para evitar más desgracias, olvidemos la politiquería y a trabajar todos. Son necesarios estudios geológicos, pues estamos llenos de ríos por debajo de la ciudad, se debería controlar el levantamiento de más edificios hasta que colapsen los alcantarillados y se saturen los suelos. La limpieza de sumideros, alcantarillas y bocas de tormenta debería ser permanente. Llueve y se inundan las calles porque al asfaltar taparon las bocas de tormenta y el agua corre sin fin, inundándolo todo. Es urgente solucionar esto. No era cuestión de asfaltar nomás, antes no se inundaban calles y avenidas. Para la basura son necesarios más canastillos, pequeños basureros, tenemos que caminar cuadras para botar una botella de refresco o un papel. Esos antipáticos contenedores en forma de casitas no solucionan el problema, son tan poco funcionales que al botar algo pequeño parece que la persona va entrarse al basurero. Y no botemos basura en bocas de tormenta.
Hasta cuándo durará la insoportable reparación de las aceras, cada año pasa lo mismo, nadie supervisa, los obreros charlan, sentados, tardan demasiado, porque una empresa reparaba una cuadra y otra la siguiente. Si terminaron recojan la basura, la lluvia llena de barro las calles, ya tragamos bastante tierra. La avenida Saavedra, frente al Hospital de Clínicas, da pena porque está llena de piedras, tierra y en medio puestos de venta y la gente comiendo allí. Hay muchos problemas que resolver, que necesitan no solo mirar, hablar… se requiere actuar, prevenir antes que lamentar.
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