El caso de la comunidad de Pucará demuestra el problema de la contaminación de las aguas. Casi inmediatamente después de que el pueblo reubicó su fuente de agua potable a un arroyo de una montaña más grande, la incidencia de enfermedades gastrointestinales aumentó dramáticamente. La fuente de contaminación fue fácil de identificar: la nueva fuente de agua estaba situada en una cuenca de 116 hectáreas utilizadas como pastoreo para el ganado.
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