La devaluación de facto del boliviano redujo el poder de compra de las familias bolivianas y la población lamenta el accionar del Gobierno, que más se ocupa de la política que de la economía.
A pesar de las cifras que señala el Gobierno de que la pobreza no aumentó, con relación a las publicadas en 2021, este indicador va en aumento y la pérdida del poder adquisitivo empujará a mucha gente a esta situación. El Instituto Nacional de Estadística (INE) no publicó en su página web nuevos datos y sólo se tiene hasta el 2022.
El consultor financiero Jaime Dunn, en sus redes sociales, sostiene que la moneda boliviana perdió un 40% de su poder adquisitivo.
El Ministerio de Economía y Finanzas Públicas informó que la pobreza moderada a nivel nacional se redujo de 39,0% en 2020 a 36,4% en 2023, incluso menor al registrado en 2019 previo a la pandemia del covid-19, cuando llegó a 37,2%.
En cuanto a la pobreza extrema, se registró uno de los niveles más bajos en la historia del país con 11,9% en 2023, menor al observado en 2020 (13,7%) y 2019 (12,9%), según el Ministerio de Economía.
De acuerdo a datos oficiales del Instituto Nacional de Estadística, en 2021 la pobreza extrema alcanzó a 11,1% y en 2022 subió a 12,5%; entretanto, la moderada, en el mismo período, registró un porcentaje de 36.4% y 37,7%.
La información que presenta el Ministerio no se puede verificar porque los datos de pobreza, publicados por el INE sólo llegan a 2022 y las encuestas de hogares, desde donde se actualizan las estadísticas sociales, fueron publicadas sólo hasta el 2021, indicó el exdirector del Banco Central de Bolivia (BCB).
Para el presidente del Colegio Departamental de Economistas de Tarija, Fernando Romero, la información del Ministerio de Economía es debatible, pero lo cierto es que somos el 3er. país con alta pobreza en la región y esto es innegable.
Para el analista económico Darío Monasterio, las cifras que dice el Gobierno no son reales o poco creíbles. Indicó que la pobreza extrema en 2021 llegó a 11,1% y en 2022 la cifra subió a 12,5%, mientras la moderada en el mismo período fue de 36,45 a 37,7%, según datos del INE.
Crecimiento
El deterioro del crecimiento económico afectó a las familias bolivianas, pues redujeron sus ingresos. “Sin duda, personas que salieron de la pobreza extrema ya han vuelto a la misma condición”, apuntó.
Eso se debe por el agotamiento del modelo económico del Movimiento al Socialismo (MAS), a pesar de que las autoridades insisten con el éxito de su propuesta.
Monasterio indicó que el debacle empezó en 2015, con la reducción de los ingresos del gas, así como la baja producción de gas, debido al declive de los campos gasíferos.
Eso se puede observar en el deterioro de todas las cifras macroeconómicas, como el Producto Interno Bruto (PIB), el PIB per cápita.
Pero eso no sería todo, pues también se tiene un deterioro en el coeficiente de Gini, que mide la desigualdad, y este indicador estaría mostrando que subió.
En las redes sociales, indicaron que el Gobierno socialista distribuyó la pobreza, por esta razón aumentó este indicador y las familias deben trabajar más para satisfacer sus necesidades.
Por esas razones, la pobreza aumentó en los últimos años, los indicadores así lo muestran.
Proyección
El 1,4% de crecimiento que proyecta el Banco Mundial no será suficiente, pues si se toman las proyecciones de población del INE, casi nulo, el PIB per cápita va en la misma dirección.
Si tenemos un crecimiento de 1,4% y una inflación de 6%, las cifras muestran menores ingresos disponibles y un deterioro de la calidad de vida de los bolivianos, explica Monasterio.
Los ingresos bajos y la pérdida del poder adquisitivo reducen la satisfacción de las necesidades básicas de la población, reflexionó el analista económico.
El efecto inflacionario no mejora los ingresos, ni la calidad y cantidad de empleo, más bien provoca que la gente vuelva a la pobreza.