En el gobierno de Evo Morales, el barril de petróleo, que antes oscilaba entre los 15 y 20 dólares, llegó hasta los 150 dólares, auge que fue dilapidado en la construcción de elefantes blancos que llevaron a la empresa estatal hidrocarburífera al umbral de la desaparición
Desde la óptica del exministro de Hidrocarburos, ex Superintendente de Hidrocarburos y ex jefe de energías fósiles de la Organización Latinoamericana de Energía, Guillermo Torres Orías, la denominada nacionalización fue un retroceso para el país, proceso que debilitó a la principal empresa de los bolivianos. A continuación la entrevista lograda por eco$com con el ingeniero que conoció YPFB por dentro y por fuera:
¿Hubo nacionalización de YPFB?
En política se dice todo para aparentar, convencer y engañar a la gente. En el caso de YPFB, las empresas petroleras extranjeras siguen haciendo lo que antes hacían; no hubo la denominada “nacionalización” por dos motivos principales: se perdió el conocimiento de la industria petrolera porque se cambió técnicos por políticos y por lo tanto la calidad profesional de la empresa bajó, y porque YPFB perdió tecnología, la empresa estatal que debió asumir su rol de fiscalizador de empresas, ni siquiera cumple bien esa función.
El sector hidrocarburífero necesita mucha inversión y trabajo para recuperar lo invertido con perspectiva de futuro; pero eso no hizo YPFB desde el gobierno de Evo Morales hasta la fecha.
¿En qué se invirtió el dinero que ganó YPFB en su última etapa de auge?
No se debe olvidar que YPFB ganó mucho en el período del gobierno de Morales como consecuencia de las altas cotizaciones internacionales que llegaron incluso a 150 dólares por barril, cuando antes los precios oscilaban entre 15 a 20 dólares.
Bolivia dilapidó los recursos de YPFB en construcción de museos, el Palacio de UNASUR, canchitas y otros elefantes blancos además de gigantografías en todo lado para culto a la personalidad, como se hacía en Rusia.
Pese a todo ¿cree que YPFB es una empresa fuerte?
Ahora es muchísimo menos fuerte porque no supo invertir en aspectos productivos, es más creo que ahora corre el riesgo de desaparecer, si mantiene su mismo rumbo.
En la industria petrolera se necesita mucha inversión y eso es posible si se logra condiciones económicas y legales favorables.
Dicen que todo pueblo se merece a sus gobernantes, en la medida que la gente esté educada, el país será diferente, pues ya no será presa cometer tan grandes errores.
¿Hacia dónde debe cambiar YPFB?
Para cualquier cambio, lo primero que se debe tener es instrumentos para tomar decisiones como cuando iniciamos gestiones para exportar gas a la Argentina, se hizo un plan a 20 años con información de campos, modelos matemáticos de optimización de largo plazo, tarea a cargo de la empresa nortemericana Scientific softwaring Corporation; para la exportación de gas al Brasil, se hizo algo similar con tecnología de YPPFB que adquirió experiencia en ello.
Necesitamos una institución que tenga teconología para que las empresas que vengan no nos metan los dedos a la boca, para ser una contraparte sólida, no debemos ser ineptos. Lo lamentable es que ahora YPFB perdió tecnología y capacidad de inversión, esto fundamentalmente para la exploración de hidrocarburos porque en 20 años no se hizo ningún descubrimiento importante.
Y el descubrimiento de Mayaya, al norte de La Paz…
¿Mayaya? hágame el favor, no hay transparencia de información sobre ese pozo. En esa zona hace muchos años se encontró un yacimiento denominado Liquimuni, pero no fue comercial porque no se pudo superar el problema económico para transportar desde ese lugar porque diseñar un ducto era excesivamente caro que hacía irrentable la operación.
¿Mayaya? ¿a qué punto han llegado con la exploración? ¿hay pruebas de producción?, ¿cómo adivinó el presidente de YPFB, tiene bola de cristal?
El próximo gobierno debe volver a analizar los mercados para el gas boliviano que son Argentina, Brasil, Parguay, Perú y Chile. Se debe ver a cuánto producen los países vecinos, ver la posibilidad de producir LNG y lograr una integración energética para exportar a Estados Unidos y Europa, si las condiciones son propicias.