La caída de la producción de gas afectó los ingresos del Gobierno, al igual que de los municipios y de gobernaciones, ya que los mismos se redujeron y no llegan a los subgobiernos. Ahora la mira está en la generación de energía eléctrica, pues más del 60% viene de las termoeléctricas, que subió desde el 2000 al 2021. De acuerdo con un análisis de la Fundación Jubileo Bolivia mantiene doble dependencia de los hidrocarburos, energética y fiscal.
Los economistas ya informaron que los ingresos cayeron de 6.000 millones de dólares en 2014 a menos de 3.000 en 2022, lo que pone en aprietos al gobierno, pero también a las gobernaciones y municipios.
La deuda del Gobierno a las regiones por el impuesto a los hidrocarburos suma 300 millones de bolivianos. Los atrasos en la entrega de recursos del Impuesto Especial a los Hidrocarburos y Derivados (IEHD), por parte de Impuestos, ponen en apuro a los gobiernos departamentales y a sus proyectos de inversión, señala un artículo de El Deber.
En su momento se indicó que Argentina tenía retrasos en el pago por el gas, debido a que también atraviesa una crisis de escasez de dólares, que ya contagió a Bolivia porque pasa por similar situación.
Energía y recursos
Una presentación realizada en la ciudad de Santa Cruz por la Fundación Jubileo sobre la situación de los hidrocarburos muestra un panorama poco alentador sobre el sector en el mediano plazo, debido a la caída de la producción de gas, así como de los recursos, a pesar del buen momento que pasa el precio del petróleo en el mercado internacional.
La información de Jubileo muestra la dependencia energética marcada por el gas natural. Señala que la energía primaria en 2021 proviene del gas natural en un 81%, seguido de petróleo condensado y/o gasolina natural 12%.
También señala que en 2000 el 43% de electricidad se generaba con termoeléctricas, en 2016 pasó a 79% y en 2021 bajó a 64%, a pesar de ello el gas natural pesa sobre la producción, la energía y en segundo lugar está la hidroeléctrica.
La dependencia fiscal creció en los últimos años. En 2002 los ingresos por hidrocarburos era de 23%, en 2014 subió a 38% y en 2021 cayó a 24%, debido a la caída de la producción de gas, y no aprovechó los precios internacionales del crudo.
Jubileo concluye que por lo tanto, Bolivia tiene una doble dependencia a la explotación de hidrocarburos: energética y fiscal.
De alcanzar una producción de 61,3 millones de metros cúbicos día (MMmcd) en 2014, cayó a abril de 2023 a 38 MMmcd. Tarija fue el departamento que registró el mayor bajón en sus megacampos.
Comercialización
Jubileo también señala que el mercado interno creció en los últimos años, hasta llegar a abril de 2023 a 14 MMmcd, mientras que para Argentina se redujo la oferta a 6 MMmcd, así como para Brasil a 18MMmcd.
Subvención
Debido a la reducción de la producción de gas, se suscribieron adendas con mercados vecinos. Ante la baja oferta de líquidos, también se optó por aumentar la importación de combustibles, así como habilitar ductos para la compra de crudo.
Sólo en 2022 la subvención a los hidrocarburos en 2022 pasó de 700 millones de dólares (programados), a 1.700 millones y para la presente gestión se proyecta 1.000 millones para la compra.
El informe señala que la subvención es ciega, pues no distingue la actividad económica, grupo poblacional, modelo de vehículo, cilindrada, año, etc. Tiene un costo de oportunidad en términos de salud y educación.
Importación
Hasta el 2022 Bolivia exportaba más gas natural, pero a partir de 2021 la situación empezó a cambiar y el 2022 se consumó, pues dejó de ser exportador para convertirse en importadores de combustibles.
Como dato, Jubileo señala que la balanza comercial en 2014 era de 5.409 millones de dólares, en 2021 de 109 millones, pero en 2022 ya empezó a registrar cifras negativas de -1.235 millones y en abril del 2023 registró -118 millones.
El analista y experto en hidrocarburos, Mauricio Medinaceli, en reiteradas oportunidades opinó que es inminente eliminar la subvención a los hidrocarburos, bajo diferentes alternativas para no afectar a las familias vulnerables.
“Parches”
Las medidas adoptadas por las autoridades del sector de hidrocarburos son calificadas por Jubileo como intentos de «parchar» la situación negativa que pasa en el sector, con la caída de la producción y la importación de combustibles.
En el caso de los líquidos, en 2010 el gobierno intento eliminar toda la subvención, cuya medida fue retirada a las dos semanas; entre 2013-2015 se implementó las plantas separados de líquidos, que permitió dejar de importar gas rico, pero depende del caudal de exportación de gas; en 2018 se anunció los biocombustibles, que requiere de mezclas con fósiles y se puso en marcha el etanol 92 y especial +; también en este año se ampliaron las refinerías.
En el caso del gas natural en 2015 se autorizó la exploración de hidrocarburos en Parques Naturales, a pesar de ello no atrajo nuevas inversiones, dejó pendientes la aprobación de un reglamento específico y en abril de 2023 se inició la exploración en Tariquía.
En 2015 se estableció una Ley de Incentivos, vía precio, pero no tuvo los resultados esperados; en 2017 se puso en marcha la planta de Amoniaco y Urea, que depende del gas natural, está alejada de los mercados potenciales, así como del gas subvencionado; entre 2018-2021 se presentaron 2 planes de reactivación del upstream (PRU), pero no generó los resultados esperados.
Perspectivas
En el corto plazo la declinación de los megacampos se mantiene, a esto se suman los menores ingresos por exportación de gas, aumentar la importación de diésel, gasolina, crudo y posiblemente GLP.
En el largo plazo se apunta ajustes económicos estructurales, una política de transición energética, una nueva política energética, que implica ley de hidrocarburos y de electricidad, también disminuir la subvención a los hidrocarburos, gestión de mercados para el gas y recuperar la cualidad de país exportador.
Sin embargo, a pesar de que el ministro de Hidrocarburos, Franklin Molina, había indicado la posibilidad de una nueva Ley de Hidrocarburos, autoridades del sector energético no van con esta idea y más bien apuestan por una norma de asociación.
En el caso de la planta de Urea y Amoniaco, los constantes paros reducen la posibilidad de aprovechar la demanda de los productos en el mercado internacional, pero también se pone en riesgo por la baja producción de gas.