El Gobierno asegura que no hay crisis económica porque tiene todo bajo control, sin embargo, economistas mostraron una serie de datos que señalan todo lo contrario y se generó un cruce de información de los indicadores que presentan los profesionales en base a números oficiales contra declaraciones de autoridades que señalan un contexto diferente al que vive la mayor parte de la población boliviana.
La semana pasada, en conferencia de prensa el ministro de Planificación del Desarrollo, Sergio Cusicanqui, negó que haya una crisis, pues en términos teóricos para que haya ésta figura tendría que registrarse precios altos, inflación alta, altos niveles de desempleo y períodos consecutivos de crecimiento negativo. “No hay ninguno de esos indicadores”, resaltó.
La afirmación de la autoridad fue a raíz de una pregunta de un periodista de televisión: ¿Cómo hará el Gobierno para garantizar los subsidios y pago de deuda a propósito de las reservas?, ¿Y cómo están viendo de incentivar las exportaciones como una medida de salida a la crisis (económica)?
La autoridad sostuvo que no hay ningún dato económico que establezca la presencia de una crisis económica en Bolivia, y dijo que en la consulta no se establece ninguno de los indicadores señalados, como subida de precios, inflación alta, incremento del desempleo y registros continuos de crecimiento negativo.
Aseguró que Bolivia, en un contexto internacional, mantiene estabilidad de precios y crecimiento, pero para hablar de crisis hay que entender el concepto de un proceso de crisis.
Al respecto, el economista Gonzalo Chávez nombró varios indicadores económicos que muestran una crisis económica, como la inflación reprimida en base a subsidios, la pérdida de las reservas, un crecimiento mínimo de 2%, una ocupación precaria, que no es empleo sino un trabajo de sobre vivencia y una informalidad del 80%.
A eso hay que sumar la escasez de diésel, dólares, déficit fiscal, venta de oro y una caída de la producción de gas, debido a la falta de inversión en exploración, una deuda pública de 80% respecto al Producto Interno Bruto (PIB), que se detalla de la siguiente manera: 30% de interna, similar cifra la externa y 20% de préstamos a las empresas públicas deficitarias, de acuerdo a Chávez.
Pero no sólo Chávez criticó las declaraciones de Cusicanqui, sino que también el economista Antonio Saravia, que escribió en X @tufisaravia que “al margen de la mentira descarada (la baja inflación es fruto de millonarios subsidios que se comen las RIN y nos dejan al borde del precipicio), da pena y vergüenza ver como estos jóvenes funcionarios dilapidan sus carreras y venden su alma al diablo”.
Asimismo, el economista y exdirector del Banco Central de Bolivia (BCB), Gabriel Espinoza, escribió en su @g_espinoza: “Dice el Ministro de Planificación (uno más de los alumnos de Arce) que no hay crisis. Lo que ustedes están sintiendo en sus bolsillos es fruto de su locura e ignorancia sobre los conceptos teóricos de crisis”.
Deuda
Por otra parte, Espinoza también se refirió a la deuda pública en X @g_espinoza: “entre enero y octubre del 2023, el Gobierno de Luis Arce, ha incrementado la deuda pública en 4.364 millones de dólares, de los cuales 3.489 millones corresponden a créditos nuevos otorgados por el BCB, 757 millones a bonos que le compra la Gestora (con la plata de los aportes) y apenas 118 millones a variaciones netas de deuda externa (de hecho, dado que el servicio de deuda externa es cada vez más caro, ya no llegan divisas al país por deuda externa)”.
Ahora, si miramos los saldos, entre octubre del 2022 y octubre del 2023 la deuda pública ha crecido en 5.385 millones de dólares, de los cuales 4.124 vienen del BCB. Es una tremenda expansión del crédito interno, que solo se puede sostener con emisión sin respaldo (ya todos conocemos el estado de las RIN). Lo llamativo es que el Gobierno sea incapaz de lograr mayores desembolsos de deuda externa, a pesar de tener aprobados por la Asamblea más de 3.700 MM en créditos, explicó.
Sostiene que eso significa que, el Gobierno está retrasando deliberadamente esos desembolsos (esperando, quizás, la época electoral, pero poniendo en riesgo los equilibrios cambiarios y monetarios) o tiene una incapacidad de gestión enorme. O quizás ambas.
Un dato adicional, ahora que discutimos el PGE: “en el PGE 2023, el Gobierno había presupuestado un endeudamiento interno por 325 millones de dólares para todo el año y desembolsos netos por deuda externa por 3.145 millones, lo que claramente ha sido completamente equivocado”. Ha sucedido lo mismo en el 2022, lo que sugiere también dos posibilidades: en el Ministerio de Economía y Finanzas Públicas (MEFP) no saben hacer presupuestos o el PGE es un saludo a la bandera y están arruinando una herramienta fundamental de planificación solo por sostener consignas políticas, alerta.
Para el próximo año, los préstamos internos y externos sumarán alrededor de 15 .000 millones de dólares, pero la primera alcanzará a una suma de 11.000 millones y la segunda un poco más de 4.000 millones, de acuerdo al Presupuesto General del Estado (PGE) 2024.