Como resultado de las campañas agrícolas de verano y e invierno, Santa Cruz ha marcado la mayor producción de alimentos estratégicos de los últimos años, con un total de 5.827.842 toneladas de granos de soya, maíz, sorgo, girasol, trigo y chía. Esta cifra representa un incremento de 29% con relación a la gestión 2022.
La cifra sale del informe que la Asociación de Productores de Oleaginosas y Trigo (Anapo), a través de su presidente de Directorio, Fernando Romero, dio ayer en conferencia de prensa.
El directivo recalcó que el incremento importante se debe a que en la campaña de invierno 2023 hubo mejores condiciones climáticas para el desarrollo de los cultivos de rotación como el sorgo, el maíz, el trigo, el girasol y la chía, que permitieron obtener mejores rendimientos en comparación con el invierno de 2022, cuando predominaron la sequía prolongada y los fríos intensos que ocasionaron pérdidas considerables de productividad.
El aumento en la producción de alimentos estratégicos ha garantizado el abastecimiento del mercado interno y ha generado excedentes para las exportaciones, importantes para el ingreso de divisas al país.
Romero destacó que el crecimiento en la superficie de siembra fue leve. “Hablamos de al menos 1.300.000 hectáreas que fueron utilizadas en las dos campañas agrícolas, lo que descarta cualquier ampliación agresiva de la frontera agrícola”, apuntó.
La producción alcanzada de sorgo y maíz ha sido importante para garantizar el abastecimiento interno de insumos vitales para la provisión de alimentos de la canasta familiar como la carne de pollo, carne de res, carne de cerdo, leche y huevo, entre otros.
Si se hace una comparación por ciclos de producción, los datos de Anapo revelan que en la campaña de verano 2022-2023 se produjeron 2.898.000 toneladas de soya, maíz y sorgo. Esto implica un aumento de 4% con relación al verano 2021-2022.
Durante la campaña de invierno de 2023 se alcanzó una producción de 2.929.000 toneladas de granos de soya, trigo, girasol, maíz, sorgo y chía. Esto representa un incremento de 69% con relación a invierno de 2022, cuando hubo sequía extrema.
Romero señaló que la producción total de estos granos en 2023 representó un movimiento económico de al menos 1.800 millones de dólares, distribuidos en toda la cadena de alimentos, e implican una cifra similar a 2022, debido a que los precios tuvieron una baja.
El Presidente de Anapo enfatizó que su sector está en condiciones de dar una respuesta de corto plazo para que la producción de alimentos siga en ascenso, de tal modo que se garantice el abastecimiento del mercado interno y se genere más excedentes para las exportaciones, que significarían un incremento de divisas para el país.
Insistió en la importancia de plasmar con el Gobierno Nacional una agenda productiva que permita crear mejores condiciones para los productores que aportan a la seguridad y soberanía alimentaria de Bolivia. Esta contempla el acceso a la biotecnología, la seguridad jurídica a las tierras productivas, la lucha contra el contrabando, el mejoramiento de la logística de exportación y la infraestructura productiva, entre las principales necesidades.