La crisis económica puede, en gran medida, contrarrestarse con la apertura a inversiones extranjeras que llegarán si el país brinda seguridad jurídica, estado de derecho, paz social, sistemas impositivos atractivos y apertura a la nueva tecnología minera. Comibol puede negociar asociaciones público – privadas con empresa privadas que tengan capitales de riesgo y dispongan de tecnología. En algún momento se debe cambiar la Constitución Política del Estado que actualmente ahuyenta las inversiones extranjeras
En la mitología griega, la diosa Panacea era la que podía curar todas las enfermedades. Actualmente, Bolivia atraviesa varias crisis profundas en los ámbitos económico, político y social, por lo que, en discursos gubernamentales, se va acuñando la explotación y comercialización del litio como la panacea para salir de la crisis y llegar a un futuro venturoso, lo que en realidad está muy alejado de la realidad, según análisis del doctor en geología y ex ministro de minería, Jaime Villalobos, quien en la década de los años 90 fue contraparte boliviana en el proyecto de la estadounidense FMC-Lithco, la cual ofrecía poner al país a la vanguardia mundial de este recurso del Salar de Uyuni, proyecto que se frustró en el gobierno de Jaime Paz Zamora.
Este mineral no es la panacea, un proyecto de 14 mil toneladas de litio no será más impactante que una mina mediana o grande de oro, plomo, plata o zinc que tiene Bolivia, explicó el geólogo, quien también expresó su desacuerdo con versiones que señalan al Salar de Uyuni como la reserva de litio más grande del mundo, ya que para calificar como reserva se debe haber delimitado, con estudios profundos, la cantidad de litio, su ley, sus impurezas y haberse demostrado que ese recurso es económicamente explotable con una tecnología existente y disponible. “Ojalá eso sea demostrado por las empresas de China y Rusia que están en el Salar, yo no tuve acceso a la última información; es una preocupación que tengo, pero creo que el litio no es una tinaja de oro al final del arco iris”, manifestó el ex ministro.
Sin embargo, el experto sugiere continuar con el proyecto del litio y potasio, pero sin despertar falsas expectativas de corto plazo porque, por ejemplo, el boom de las cotizaciones del carbonato de litio ya pasó, pues hubo un momento en que las cotizaciones por cada tonelada bordeaban los 80.000 dólares, mientras que en el presente fluctúan entre los 20.000 a 24,000; aunque se anuncia un posible incremento por la demanda en alza de la industria automotriz eléctrica.
Sin embargo, en un contexto económico, no es conveniente que las cotizaciones del carbonato de litio sean muy altas porque eso, en lugar de favorecer, serán un incentivo para la producción de alternativas substitutivas más económicas como las baterías de sodio que ya ingresaron al mercado, explicó el profesional.
Por la penosa extracción de carbonato de litio a través de piscinas de evaporación, la estatal YLB optó por contratar a empresas de China y Rusia que indican contar con métodos de Extracción Directa del Litio (EDL), proceso que actualmente está aún en etapas iniciales. Con esa tecnología se intenta superar las dificultades que ocasionó el agua en las piscinas de evaporación.
El antimonio, una buena opción
La explotación del litio del Salar de Uyuni, por lo visto, no es una solución económica a corto plazo. Simultáneamente al litio, Bolivia debería buscar soluciones más cercanas, las que podría encontrar en los minerales tradicionales. Sin ir lejos, se puede intensificar la explotación del antimonio que es uno de los metales para la transición energética muy demandado en el momento, más aún porque China lo dejó de exportar, dijo Villalobos a tiempo de aclarar que Rusia, China y Bolivia son los países que cuentan con ese recurso a nivel mundial. El estaño es otro metal tradicional con buenos precios y Bolivia cuenta con muchas minas de estaño paradas desde la crisis de 1985. Bolivia cuenta con una diversidad de minerales y metales con atractivas perspectivas de mercado debido a la transición energética y tecnológica, pero no cuenta con recursos de inversión para una exploración urgente de sus recursos minerales.