En el Día del Peatón y del Ciclista en Defensa de la Madre Tierra, el comercio informal también ocupó sectores de las calles, plazas y avenidas donde ofrecieron todo tipo de productos para la población. Varios comerciantes aprovecharon la ocasión para generar ingresos.
“En estas fechas nomás podemos aprovechar, no hay guardias que nos hagan levantar y porque después no hay mucha venta. Como la gente sale a las calles a caminar o pasear, les da hambre y sed, por eso preparo comida y fresco (…). Lo malo es que si término temprano, tendré que esperar hasta que haya movilidades para poder irme”, indicó Rosa Poma, quien instaló un puesto en una acera de la avenida Entre Ríos, de La Paz.
Como ella, cientos de personas decidieron armar negocios para ofrecer diferentes productos y servicios, algunos más rentables que otros.
El centro paceño fue uno de los espacios donde se advirtió más de esas iniciativas. Desde espacios con diferentes tipos de comida, de refrescos, helados, golosinas, prendas de vestir, artículos para el hogar, plantas y hasta puestos donde ofrecían juegos para niños como trampolines o resbalines inflables.
“Para ganar algo, hay que sacrificarse”, manifestó el propietario de un juego inflable, al relatar que tuvo que trasladar todo su mobiliario desde tempranas horas de la mañana. Luego armarlo y atender a sus ocasionales clientes.
“Hay nomás (ganancia). Como los papás salen con sus hijos a pasear, los niños siempre quieren jugar y hasta hacen berrinche para quedarse más tiempo”, indicó el hombre.
“Cuando sales a la calle, siempre te antojas algo. Hoy (por ayer) he visto mucho vendedor, encuentras de todo (…) la gente siempre aprovecha y busca la forma de ganar algo, como están las cosas ahora, hace falta plata”, señaló un transeúnte quien aseguró haber llegado desde la zona de Pampahasi hasta el centro paceño y en su recorrido advirtió cientos de ocasionales comerciantes.
La situación, en cuanto al comercio durante el Día del Peatón, en la urbe alteña fue muy similar, al igual que en el resto del país. La gente se dio modos para llegar a algún lugar, acomodarse y ofrecer sus productos. Incluso, familias enteras se dedicaron a las ventas.
“Estamos con mi mamá y mis hermanos, yo me encargo de cobrar. Mi mamá sirve, mi hermana lava los platos y mi hermano alcanza”, relató Sandra mientras atendía a su clientela en la carpa que armaron cerca de la plaza Obelisco de El Alto, para vender comida.
Por otro lado, en la urbe alteña, el movimiento de la feria 16 de Julio fue inusual, si bien hubo casi un 70% a 80% de comerciantes, no se advirtió gran afluencia de compradores. “Hay gente, pero no mucho. No es igual que los otros domingos, peor con lo que hay más vendedores en todo lado”, aseguró una de las comerciantes del lugar.
“Están rematando, especialmente la comida. No hay gente dicen”, indicó un cliente que visitó la feria y a la que llegó mediante el transporte por cable.
El Día del Peatón también fue una fecha que ayudó a que cientos de familias mejoren “en algo su economía” ya que el movimiento por la afluencia de personas ayudó a eso.
Comerciantes ofrecieron distintos productos. Incluso instalaron juegos inflables en plena calle.