Pasaron más de 60 años y el ratio de industrialización de Bolivia no se modificó, se mantiene entre 16 % a 17 %, lo que muestra poca voluntad de los gobiernos de turno en promover la industria nacional. La pandemia paralizó la economía y muchos emprendimientos perecieron, ahora se apunta a la reactivación, pero se requiere incentivos tributarios, modificación de normas laborales y seguridad jurídica para esta tarea, también atraer capital fresco y promover la inversión boliviana. La implementación y el despegue dependerán de la voluntad política.
Uno de los principales temas que se tiene que abordar para avanzar en serio en la reactivación y el fortalecimiento de la industria nacional es la aplicación de incentivos tributarios o una disminución de las alícuotas de algunos impuestos, con el objetivo de generar liquidez a favor de la industria para su ampliación y desarrollo.
El experto jurídico en temas de arbitrajes internacionales, Iver Von Borries, da un pantallazo de lo que se debería hacer para encaminar una reactivación y un apoyo efectivo a la industria nacional y también atraer capitales frescos.
Puso de ejemplo a China, una economía que se fortaleció en el tiempo gracias a su mano de obra barata, que promovió la llegada de empresas internacionales, que capacitaron a los trabajadores para elaborar productos de exportación.
En el mediano y largo plazo se convirtió en un instrumento poderoso, su mano de obra calificada, para producir bienes de calidad a nivel mundial.
En el caso de Bolivia, el entrevistado se pregunta si el país es atractivo para la inversión extranjera, responde que medianamente, por ello plantea que se debe trabajar en fortalecer la seguridad jurídica.
Bolivia requiere reformas estructurales y transversales para impulsar la economía con el establecimiento de nuevas empresas en el territorio nacional.
Sí partimos de lo estructural, es fundamental que para el crecimiento de un país, no solo pasa por la atracción de capitales frescos, sino también tecnología y capacitación de la mano de obra, sostiene el entrevistado.
Normas
En esa línea, el presidente de la Cámara Nacional de Industria (CNI), Ibo Blazicevic, en una entrevista de hace unas semanas atrás a este medio de comunicación, dijo que está pendiente un conjunto de normas para dinamizar la industria manufacturera en Bolivia.
Detalló que, por ejemplo, la Ley de Inversiones está inconclusa, aún no tiene su reglamentación. Esta norma deberían perfeccionarla para generar incentivos a la inversión extranjera directa, que no esté relacionada con la industria extractiva.
“Vemos, que no es solo de hoy sino desde hace mucho años, tal vez décadas, no hay interés genuino de generar condiciones favorables para reactivar la industria nacional”, apuntó a tiempo de resaltar que el ratio de industrialización de Bolivia permanece en 16 % y 17 %, desde hace 66 años.
Ese indicar significa que desde hace más de 60 años no nos preocupamos por generar condiciones para la industria boliviana.
En un informe del documento monitor macroeconómico de la CNI, de febrero de 2019, muestra que Fundempresa en 2018 registró 34.105 unidades económicas (base empresarial vigente) en el sector industrial manufacturero, 1,8 % más que en 2017.
Sin embargo, la participación del número de empresas industriales respecto del total de la base empresarial vigente alcanzó en 2018 a 10,79 %, cuando en 2017 llegó a 11,32 %.
Más del 80 % de las industrias manufactureras es unipersonal y menos del 2 %, sociedades anónimas.
Bolivia
Von Borries lamenta que Bolivia no sea vista, a nivel mundial, como un nicho de mercado atractivo, debido al concepto de seguridad jurídica, que debe robustecerse.
Es claro al señalar que la seguridad jurídica no solo tiene que ver con una ley, es un conjunto, un andamiaje de normas, que deben dar una señal positiva a los potenciales inversores, que el país cuenta con las garantías para ser receptora de inversión extranjera.
“Necesita robustecer los derechos a las inversiones”, señaló el experto a tiempo de indicar que en la administración de Evo Morales, Bolivia denunció todos los tratados binacionales, y se retiró del Centro Internacional de Arreglo de Diferencias Relativas a Inversiones (Ciadi).
Recordó que el Ciadi vela por el respeto a los derechos de los inversionistas y no haya problemas, además es un elemento muy negativo y pernicioso para el país.
Eso debe reconstruirse –apuntó– a tiempo de indicar que también los principales indicadores que engloban el concepto de seguridad jurídica deben ser desde la perspectiva de un inversionista extranjero.
Opinó que debería restituirse los derechos de los inversionistas mediante tratados bilaterales, bien equilibrados, que favorezcan al inversionista y al Estado, con procedimientos justos y correctos para solucionar diferencias.
Otro elemento que hace a la reactivación y al incentivo a la inversión privada está relacionado con la modificación de la Ley 843.
Destacó el paso que dio el presidente Luis Arce con la aprobación de la ley para la importación de bienes de capital con cero pago del Impuesto Al Valor Agrado (IVA) y su decreto reglamentario 4579.
Es buena la iniciativa, esto de bajar costo de proyectos industriales mineros y de otros sectores, y hacerlo más atractivo. Traer plantas para industrializar materias primas es un concepto acertado, sin embargo, no es el único, sostiene.
El entrevistado plantea una reforma tributaria integral transversal, por ejemplo eliminar el pago del Impuesto a las Utilidades de las Empresas (IUE), cuya alícuota es de 25 % pago anual, esto con el fin de incentivar la llegada de empresas nuevas, y que vengan a invertir en Bolivia. Por lo menos sugiere que la eliminación sea por un periodo de cinco años y pasado este tiempo el pago sea gradual por parte de las empresas industriales.
La idea es que las industrias vengan a asentarse en el país para elaborar productos con materia prima nacional, y no sea para ofertar artículos elaborados o llevarse los recursos naturales, señaló.
Los incentivos tributarios son una excelente forma para atraer empresarios que creen industria y contraten mano de obra local.
Otro tema a tomar en cuenta y analizarlo es la leyes laborales, que durante el gobierno de Evo Morales se endureció, y hoy en día es imposible despedir a trabajadores, la norma no crea más empleos sino más bien los ahuyenta y fomenta la contratación y el trabajo informal.
“Si bien es cierto que se debe dar estabilidad laboral, previsibilidad, certidumbre, por un lado, también es bueno dar a la empresa, fuente productora de estos trabajos, las garantías necesarias de que no se va a premiar la flojera, no se va a premiar a trabajadores que van y no cumplen o realizan el mínimo esfuerzo, a tenidos a que no se les puede despedir”, planteó Von Borries
Por eso afirma que se debe regular ciertos parámetros de calidad en el trabajo, ya que atenido a las normas vigentes desmejora la calidad de su trabajo y, por lo tanto, termina perjudicando a la empresa.
Hay otros tipos de normas que se deben ajustar de acuerdo a los sectores que se requiere reactivar o desarrollar.
Industria nacional
Casi la misma receta señala para fortalecer a la industria que ya está instalada en el país, como son los incentivos tributarios, es decir reducir alícuotas del IVA, IUE y el Impuesto a las Transacciones (IT).
El objetivo de la propuesta es que no vaya al bolsillo del dueño de la empresa sino que la reducción tenga una condicionante, la compra de nueva maquinaria o la expansión de las unidades de trabajo.
Pero también está la apertura de nuevos mercados para los productos bolivianos, es un aliciente importante para que las industrias de cualquier rubro, no solo nacionales sino también internacionales, a través de acuerdos comerciales, equilibrados.
Potencial
Por otra parte, Blazicevic asegura que Bolivia tiene potencial en oriente y occidente para desarrollar industria.
En occidente se podría industrializar los granos para mercados de Europa, y Asia, que tienen un alto valor adquisitivo.
Opinó que se debería crear mecanismos para tener zonas libres de impuestos para que puedan asentarse capitales, y se puedan desarrollar industrias.
En realidad deberíamos crear zonas especiales para reactivar lugares que están deprimidos, para aprovechar la mano de obra o exista la posibilidad de vinculación con mercados de exportación o de consumo.
“Creo que hay un conjunto de acciones que están pendientes”, dijo a tiempo de indicar que no solo pasa por las normas sino por iniciativas, para fortalecer el aparato productivo.
El titular de la CNI cree que hay una tarea pendiente en las delegaciones diplomáticas, que deberían promover los productos que se producen en Bolivia.
“Y deberían ser unidades que promuevan la venta y exportación de nuestros productos, solo así vamos a crecer internamente y luego vamos a exportar para genera divisas para Bolivia.