“Las armas nucleares y otras armas de destrucción masiva representan un multiplicador de riesgos que sólo da una ilusión de paz”, subrayó Francisco en una carta dirigida al obispo de Hiroshima, Alexis-Mitsuru Shirahama.
De esta manera instó a no subestimar los efectos del persistente clima de miedo y sospecha entre potencias nucleares que dificulta el diálogo, en un mensaje por la cumbre del G7 que tiene lugar en la ciudad japonesa.
Para el Pontífice, Hiroshima es como un símbolo de memoria que proclama con fuerza que las armas nucleares no son adecuadas para responder eficazmente a las grandes amenazas actuales a la paz y para garantizar la seguridad nacional e internacional.
Los líderes de las siete democracias más industrializadas del mundo -Estados Unidos, Alemania, Francia, Reino Unido, Canadá, Italia y Japón- más la Unión Europea y líderes invitados del hemisferio sur, mantienen una cumbre en Hiroshima, la primera ciudad arrasada por una bomba nuclear en 1945, en la Segunda Guerra Mundial.
En el encuentro, marcado por las relaciones con Rusia y China, también participa el presidente de Ucrania, Volodímir Zelenski.
Francisco avisó del impacto humanitario y medioambientalmente catastrófico que resultaría del uso del armamento nuclear, pero también del derroche por el mal uso de recursos humanos y económicos que implica su producción. «No debemos subestimar los efectos del persistente clima de miedo y sospecha generado por el mero hecho de poseerlas (las armas nucleares) que amenaza el crecimiento de un clima de confianza recíproca y de diálogo», advirtió.
De este modo, señaló que las armas nucleares y el resto de armas de destrucción masiva representan un multiplicador del riesgo que solo da una ilusión de paz. (Europa Press).