Cuando los funcionarios venezolanos tuvieron que enfrentar la enorme inflación que azota a su país —32.714 por ciento hasta el pasado miércoles— decidieron que la solución podría ser cambiarle el color a los billetes y aumentar su denominación. Luego dijeron que les quitarían tres ceros. Y cuando eso no fue suficiente anunciaron que les quitarían dos más.
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