Tras la bochornosa sesión, en la que Del Castillo intentó justificar las vulneraciones procesales y el uso desmedido de violencia contra la primera autoridad de Santa Cruz, la legisladora identificó al menos tres incoherencias sobre las respuestas de la autoridad a las once preguntas planteadas en la interpelación.
Mentira 1: “Del Castillo mintió al decir que el gobernador hizo caso omiso al mandamiento de aprehensión, cuando el gobernador siempre dijo públicamente que estaba dispuesto a asistir a cualquier convocatoria”.
Se inventa que hubo un cerco y amenazas de muerte contra los fiscales el 12 de julio, cuando fueron ellos, los fiscales, quienes solicitaron la suspensión de la toma de declaraciones para huir de Santa Cruz. Y el nuevo mandamiento de aprehensión se lo muestran cinco meses después, el 28 de diciembre, cuando el gobernador ya estaba en un helicóptero siendo transportado hasta el Chapare y luego en un avión militar hasta El Alto.
Mentira 2: Del Castillo dijo que el operativo fue normal, sin violencia, y se inventa que el gobernador andaba con un grupo de seguridad de 45 personas, con entrenamiento militar, con armas y una caravana de vehículos. Nombra a siete personas entrenadas por la CIA, por el grupo SWAT, por el Estado de Israel, etc.
“La realidad es que el gobernador fue secuestrado cuando él conducía su movilidad, a la que rompieron un vidrio lateral, y era acompañado por una sola persona a quien golpearon, pusieron al piso y amenazaron”, dijo.
Mentira 3: “Del Castillo llamó violento al pueblo cruceño, que es vándalo, que es paramilitar, que por ello se llamó refuerzos policiales. Cuando todos sabemos que la gente salió a protestar por el secuestro y fue reprimida por la Policía en uso desproporcional de la fuerza, incluyendo a varios periodistas”, indicó.