De esa manera recordó ayer el Día Mundial Contra la Trata y Tráfico de Personas, afirmando que todos juntos debemos luchar contra este delito, cuyas víctimas son, prioritariamente, mujeres, niños, niñas y adolescentes, para que los derechos humanos se expresen en el respeto, reconocimiento y la dignidad de toda persona.
Dijo que con Jesucristo siempre nace y renace la alegría y es el único camino donde la humanidad encuentra la alegría y la felicidad de la salvación, resaltó el hecho de cultivar el tesoro de la sabiduría que Dios ha querido compartido con todos.
“Es la sabiduría de mirar todo lo que tenemos, lo que vivimos y miramos con los ojos del Padre; la sabiduría de optar por él y vivir nuestra fe como miembros activos del pueblo de Dios y de actuar en el mundo conforme a su voluntad, dispuestos a gastar toda nuestra vida por la buena noticia”, manifestó.
Explicó que cuando Salomón, siendo joven rey de Israel, le confiesa en sus sueños a Dios que no está preparado para gobernar un país y le pedía concederle un corazón para escuchar, para juzgar al pueblo, para discernir entre el bien y el mal, descartando afectar a la vida de su población.
Indicó que tener corazón es tener sensibilidad ante la voz de la verdad y que es capaz de juzgar entre el bien y el mal en el pueblo de Israel, y estar al servicio de la justicia y la paz, respondiendo a las necesidades y problemas del pueblo Israel en justicia y equidad.
“Todos tenemos un corazón y una conciencia para ejercitar la dignidad humana de actuar con rectitud, obrar el bien y evitar el mal. Esa conciencia presupone la capacidad de escuchar la voz de la verdad en un mundo de tantas mentiras y ser dóciles a sus indicaciones y las personas llamadas a tareas de gobierno tiene una responsabilidad más grande y por esto tienen necesidad de escuchar a Dios”, afirmó. (Erbol).