Además, se registraron mayor cantidad de puntos de bloqueo y control, los conductores pusieron vehículos, piedras, cuerdas y quemaron llantas, aunque varios motorizados se dieron modos para circular por la urbe y se vieron forzados a transitar vías alternas para llegar a sus destinos.
Por inmediaciones de la avenida Panorámica, los choferes que acataron la medida dieron “chicotazos” a sus compañeros que decidieron trabajar con taxis o trufis.
Las bicicletas estuvieron en las calles, pero lo que más se advirtió fueron las motocicletas y, como ya es una viveza criolla, la gente buscó la manera de generar ingresos, por lo que motociclistas se apostaron por inmediaciones de las paradas del teleférico para ofrecer transporte.
Sin embargo, esa medida fue mal vista por los choferes movilizados quienes atacaron a algunos de esos motociclistas.
Las clases en universidades, institutos y unidades educativas fueron irregulares. Algunas suspendieron actividades, otras optaron por la virtualidad y las que pasaron de forma presencial tuvieron tolerancia.
Por otro lado, vecinos y varios representantes de federaciones de juntas vecinales expresaron su rechazo al posible incremento, argumentando que no se justifica porque los choferes hacen trameajes, no cumplen con sus rutas y ofrecen mal servicio.
“No vamos a permitir ningún incremento en los costos del transporte público”, señaló el representante de una de la Fejuve, Pablo Daza, a tiempo de afirmar que existe consenso por parte de la dirigencia vecinal de rechazar un incremento en el precio de los pasajes, como lo exigen los transportistas.