Sucre, (especial).- “Antes era uno solo, muy pequeñito; que según decían, dibujaba para llamar la atención de los transeúntes y ganar unas monedas para ayudar a su madre. No pasaba ni de los cuatro años de vida; tal vez no sabía ni leer ni escribir, pero dibujaba hermoso. Ahora son varios niños que hacen ese trabajo y las calles se ven bonitas, con colores, con formas. Son los niños dibujantes de Sucre, que de a poco se convierten en una tradición local”, afirmó a EL DIARIO Carlos Gandarillas, un ciudadano, que como miles, no deja de admirar la habilidad de los pequeños artistas.
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