El documento fue aprobado en el marco del Pre Foro Social Panamazónico que se realizó en el municipio de Rurrenabaque. El encuentro fue aprovechado por la Comisión de Minería para visitar la comunidad indígena ese ejja de Eyiyoquibo -en el municipio de San Buenaventura- cuyos habitantes fueron afectados por la falta de dotación de territorio y la contaminación por el consumo de pescado que contiene mercurio, elemento que se utiliza para la explotación del oro en la región amazónica.
El documento también pide que se reconozca el derecho del pueblo “ese ejja” a la tierra y el territorio, como espacio de vida fundamental para desarrollar su forma de vida, su cultura, su identidad, articuladas al rio Beni, al ser históricamente comunidades itinerantes de práctica pesquera.
“Que se dote un territorio suficiente en superficie que garantice el desarrollo con dignidad protegiendo sus formas y medios de vida”, señala el segundo punto de la resolución. Finalmente, se pide tomar en cuenta que el pueblo ese ejja depende de un rio limpio, sano por lo que se exige al Estado “se suspendan las actividades auríferas que utilicen mercurio y que están atentando contra su vida, su territorio y su cultura”.
Entre las organizaciones que firmaron el documento están el Bloque de Organizaciones Campesinas e Indígenas del Norte Amazónico de Bolivia (Bocinab), Central de Pueblos Indígenas de La Paz (Cpilap), el Gran Consejo Tsimane San Borja-Beni; el Consejo Indígena del Pueblo Tacana (CIPTA), la Confederación Nacional de Mujeres indígenas de Bolivia (CNAMIB) y la Central Única Campesina de la provincia Marban, además de redes de activistas jóvenes y de mujeres.
Los “ese ejjas” de Eyiyoquibo tenían su medio de vida tradicional dependiente de la pesca. Por ello vivían en la ribera de los ríos, moviéndose con libertad por los afluentes. Sin embargo, en las últimas dos décadas, su situación cambió radicalmente y ahora se encuentran arrinconados en un espacio semiurbano, alejados de sus orígenes.
La comunidad Eyiyoquibo es un caso emblemático de reductos de poblaciones indígenas semi aisladas de la Amazonía que no tienen territorio. Esta compleja realidad fue abordada en el informe “Ese ejjas de Eyiyoquibo, pueblo indígena de contacto inicial”, documento que fue trabajado por la Fundación Tierra con apoyo de Welthungerhilfe (WHH). Una de las razones tiene que ver con su condición de contacto inicial que minimizó las posibilidades de ejercer sus derechos territoriales ante el Estado.
La subsistencia de los ese ejja está basada en la pesca, actualmente afectada por actividades humanas que han disminuido el caudal del río y en particular por la minería. Un estudio de contaminación por mercurio realizado por la Central de Pueblos Indígenas de La Paz (Cpilap) sacó a relucir que la mayor concentración de mercurio se encuentra en el pueblo “ese ejja”, quienes tienen niveles de contaminación que superan de dos a siete veces el límite máximo considerado como tolerable en términos de salud. (Fundación Tierra)