La tarea de rastreo involucró la disposición de 40 “cámaras-trampa” en diversos puntos del Área Natural de Manejo Integrado Nacional (Anmin) Apolobamba para detectar a este felino, considerado sagrado por las comunidades locales.
Esta especie está catalogada como “En peligro crítico” en el Libro Rojo de Vertebrados de Bolivia y clasificado como “En peligro” por la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN). Es considerado el felino más amenazado de América y se encuentra entre los cinco felinos más vulnerables a nivel mundial.
También conocido como gato montés andino o titi misi en aymara, ha cautivado tanto a biólogos como a amantes de la naturaleza y los habitantes locales por su capacidad de vivir en lugares desolados y de mucha altitud.
Johan Rechberger, biólogo y miembro del equipo de la fundación Teko Kavi, compartió el encuentro que tuvo con uno de estos animales: “En el momento en que lo avistamos, estábamos instalando ‘cámaras-trampa’ en diversas ubicaciones. Íbamos acompañados del equipo de Teko Kavi y Humberto Llanos, un guardaparque. Sentí que éramos observados. Dirigí la mirada hacia la cima de la montaña y pude distinguir su silueta, sus orejas y su pelaje gris a través de mis binoculares. Casi no podía creerlo, dado que solo era nuestro segundo día en la zona”, agregó la agencia.
“Rápidamente saqué la cámara y tomé una fotografía, después el felino se retiró con calma. Es crucial no interrumpirlo; debe continuar su camino. Posteriormente ascendimos al sitio y encontramos el cuerpo de una vizcacha, lo que sugiere que el felino se estaba alimentando”. Los avistamientos tuvieron lugar en la cabecera de valle de la cuenca del nevado Qallapusa.
El área protegida de Apolobamba está al norte del lago Titicaca, en la frontera con Perú, fue creada el año 1972 y luego ampliada en 2000 con el fin de proteger los ecosistemas altoandinos así como una de las poblaciones más grandes de vicuña de Bolivia. Incluye principalmente las ecorregiones de Yungas y puna norteña, presentando también elementos de valles secos que corresponden a la ecorregión de los bosques secos interandinos. Algunos de sus puntos sobrepasan los 5.000 metros de altitud.
La comunidad local ha manifestado un profundo interés y respeto hacia estos avistamientos, ya que tienen raíces en tradiciones que han sido transmitidas de generación en generación. La fusión entre la ciencia y la espiritualidad en este contexto ha generado un apasionante diálogo entre residentes locales, científicos y defensores de la cultura indígena.
El proyecto “Conservación del Gato Andino en Apolobamba” tiene como objetivo salvaguardar al Leopardus Jacobita tanto a nivel nacional como internacional. Cuenta con el apoyo del Anmin Apolobamba, Sernap, Fundación Teko Kavi y el respaldo financiero del Fondo de Alianzas para Ecosistemas Críticos (CEPF) y Conservación de Ecosistemas Andino-Amazónicos (Aceaa).
En muchas comunidades andinas, el gato andino es venerado como un ser sagrado y místico, considerado un intermediario entre el mundo terrenal y el espiritual. Se cree que su presencia está relacionada con los espíritus de las montañas (achachilas), estableciendo así una conexión entre la naturaleza y la espiritualidad en estas comunidades.
Esto no solo enriquece la relación de estas comunidades con su entorno, sino que también desempeña un papel crucial en la conservación de la biodiversidad y el patrimonio cultural regional, añadió la agencia. (Brújula Digital).