“Deberíamos estarnos preparando para un nuevo evento de escasez de agua a finales de este año”, advirtió el investigador Marcos Nordgren de la Plataforma Boliviana frente al Cambio Climático, recalcó del bajo nivel de capacidades actuales de las represas de La Paz y El Alto, pero además, sugirió algunas conductas que se pueden reducir para evitar el derroche del líquido elemento y aconsejó tomar acciones desde ahora para evitar llegar a esa situación.
El experto sostuvo que se intenta concienciar a las autoridades y población sobre la importancia de asumir acciones antes de que sea tarde, como sucedió en 2016 cuando “una semana antes, nos avisaron que las represas estaban vacías y que ya no quedaba más que empezar a racionar. La gente desesperada empezó a acumular agua y se acabó mucho más antes de lo pensado”.
Apuntó que en las urbes paceñas y alteñas, “estamos a tiempo aún” para trabajar en medidas y acciones que eviten la escasez del líquido elemento, pero que el clima jugará un papel importante respecto a la evaporización del agua y, por ende, la posible falta de esta.
“La Paz ha hecho algunas medidas que han ampliado su capacidad de reserva, entonces para la ciudad hay algo más de flexibilidad. El Alto y La Paz tienen alrededor del 60 por ciento de represas llenas, son 10 represas que están al 60 por ciento en su totalidad, pero en los siguientes meses vamos a tener temperaturas más altas y se calcula que la cantidad de evaporación de las represas y de los embalses va aumentar de manera muy acelerada, de hecho a nivel global ya se reportan aumentos de hasta un 60 por ciento en la evaporación y pérdida de las represas y embalses, entonces esperamos mayor pérdida”, manifestó.
Por otra parte, y debido a las elevadas temperaturas, habrá mayor consumo de la población porque “la gente se va duchar más, va regar más sus plantas, va descuidar el uso del agua y esto en su conjunto, sumado a la desaparición de glaciales que antes alimentaban a estas represas, nos va poner en una situación de mucho estrés, de mucha presión respecto de las cantidades y de las reservas de agua”.
Por eso, “deberíamos estar preparándonos para un evento de escasez de agua a finales de este año o inicios del siguiente debido, principalmente, a que este año es el fenómeno del Niño que para la región andina históricamente ha significado reducción de lluvias y atraso de las lluvias, entonces, si las lluvias llegan en febrero o marzo, como el año pasado, probablemente tendremos problemas muy serios con el abastecimiento y ya no solamente de La Paz y de algunos barrios paceños, sino probablemente también de regiones en El Alto”, advirtió.
Ante ese panorama, diferentes organizaciones e instituciones de la sociedad civil presentaron la “Propuesta de Ley Nacional de Emergencia Climática” ante un alto riesgo de escasez de agua y desastres por la crisis climática.
La representante de la Plataforma Boliviana de Acción Frente al Cambio Climático, María Fernanda Zeballos, señaló que el proyecto también “busca proponer la creación de una plataforma y un comité que se encargue de la elaboración de los planes de emergencia climática e incluir a la sociedad civil para atender esta crisis”.
Explicó que se realizaron sesiones de análisis, complementación y viabilidad sobre la temática con la sociedad civil con el fin de generar conciencia sobre temas de agua, energía, bosques, agricultura y salud.
Por su parte, Dafne Rivera, del movimiento Propacha, explicó que la iniciativa sugiere cuatro objetivos: evidenciar, promover y declarar la emergencia climática en Bolivia, implementar planes de emergencia sectorial inmediatos, búsqueda de financiamiento para el tema de cambio climático y crear un sistema de información e investigación.
El proyecto consta de 46 artículos y disposiciones abrogatorias y derogatorias. En su artículo 12 propone alternativas para la seguridad hídrica. Entre ellas está “promover la recuperación ambiental de los cursos de agua ubicados en las cuencas hídricas en las zonas rurales y urbanas, para reducir los riesgos a la salud pública”.
Asimismo, sugiere la “implementación adecuada de plantas de tratamiento de aguas residuales, adoptar, innovar y desarrollar prácticas y tecnologías para el uso eficiente, la captación, almacenamiento, reciclaje y tratamiento de agua”.
“Estamos camino hacia una crisis, un verdadero desastre ambiental y desabastecimiento de agua, probablemente en los siguientes años. La Comisión Global del Agua ya advirtió que para el 2030, a nivel mundial, tendremos un déficit del 40 al 50 por ciento de agua. Esa condición representa una amenaza más concreta para nuestro país y probablemente estemos en esa situación antes del 2030, esto si no actuamos a tiempo”, alertó Nordgren.
Recordó que a la fecha, los departamentos de La Paz, Potosí y Cochabamba reportaron pocas lluvias y bajos niveles de agua.