Algún compromiso extraño existe para que se pretenda ocultar el precio de una vacuna que debe competir con otras mejor calificadas por la propia Organización Mundial de la Salud (OMS).
Un improvisado vocero presidencial, de apellido Richter, ha pretendido mantener el misterio del precio aduciendo a una presunta "cláusula de confidencialidad" que existiría en el contrato de compra de la vacuna.