Con extraña prisa, el gobierno masista de Luis Arce está lanzado a privatizarlo todo, comenzando por la compra de vacunas y luego por la explotación del litio.
El gobierno del MNR demoró más de tres décadas para pasar de nacionalizador a privatizador, pero el MAS lo ha hecho en solamente quince años.
Catorce años y 800 millones de dólares después, el MAS ha lanzado una convocatoria a empresas privadas extranjeras para explotar el litio boliviano olvidando la prédica de que todo debía ser hecho por el Estado.
Sobre las vacunas, la decisión de entregarle la compra a empresas privadas llega cuando la provisión de las procedentes de Rusia se ha complicado por las fallas de los burócratas comunistas de Vladimir Putín.
El gobierno de Arce ha tenido que anunciar, sin explicación alguna, que la segunda dosis de la vacuna rusa no se aplicaría 20 días sino tres meses después de la primera. Y eso porque las vacunas rusas no llegan con puntualidad a ninguno de los países que las han pedido.
En cuanto al litio, pues ocurre que los 800 millones de dólares gastados durante el gobierno del cocalero Morales ha sido un derroche total, que quedó en manos de los hermanos Echazú, del partido comunista pro chino.
La justicia, el parlamento o la contraloría, si existiera, tendrían que informar sobre este caso de latrocinio hecho por masistas mientras el gobierno de Arce manda a la cárcel a funcionarios del gobierno Áñez por minucias. Por los respiradores se habla de 3 millones de dólares, frente a 800 del litio.
Debían haber sido construidas por lo menos cincuenta sistemas de piscinas, pero los 800 millones de dólares solo sirvieron para que se construyan seis sistemas.
Hace dos semanas se anunció la venta de carbonato de litio, pero ocurre que el precio recibido fue de 5,47 dólares la tonelada, mientras en el mercado internacional el precio oscilaba entre 5,96 y 6,61 dólares por toneladas.
Sobre las vacunas, el gobierno no ha informado la razón por la cual se amplió el plazo de la segunda dosis, pero a cambio decretó que sea una empresa privada la que haga las compras. Y el precio de las vacunas sigue siendo un secreto sospechosamente conveniente para quienes organizaron la misteriosa compra.
Habrá que tener cuidado, porque cuando los masistas se ponen a hacer compras siempre prefieren pagar precios más altos que los vigentes en el mercado. Es cuando venden que cobran menos.
Por ejemplo, la planta de urea de Bulo Bulo costó 960 millones de dólares pero las de similares características en otros países costaron mucho menos, casi la mitad.