El presidente del Colegio de Economistas de Santa Cruz, Fernando Vargas Rodas, y el titular del Colegio Nacional de Economistas de Bolivia, Jorge Akamine Toledo, fueron los encargados de presentar el pronunciamiento, y alertaron que se ve una amenaza a la cadena productiva.
El primero punto que señala el documento hace referencia a la crisis mundial y a la oportunidad que tiene Bolivia para desarrollar sus potencialidades como exportador de alimentos.
“De hecho, potenciar el sector agropecuario es a corto y mediano plazo; la mejor estrategia de recuperación que tiene Bolivia para paliar los graves efectos de la caída de las exportaciones de gas y del estancamiento de la minería”, apunta.
Destaca que el sector agropecuario aporta aproximadamente con un 12% al Producto Interno Bruto (PIB), y genera cerca de 2 millones de empleos.
Su efecto multiplicador en la economía es muy significativo, por su vinculación directa con el transporte, el comercio, la agroindustria, el sistema financiero y otros proveedores de insumos y servicios, agrega.
Recuerda que existe un trabajo muy importante que fue impulsado con éxito por productores cruceños y autoridades del sector público regional y nacional, y se logró que Bolivia pase de ser un país vetado para la exportación de carne, a conquistar con mucho trabajo la certificación de país “libre de aftosa” y finalmente logre la apertura de un mercado externo muy competitivo como es el chino.
Los economistas descartan un incremento del precio de la carne por la exportación del producto, debido a que a lo largo del tiempo se registra un valor estable.
Ven como dificultad la obligatoriedad de un “certificado de abastecimiento” como condición previa para la exportación, es que en la valoración de la seriedad del proveedor que realizan los países demandantes (China, por ejemplo), se les resta puntos a los proveedores internacionales por el “riesgo” que implica esta condición (perjudicando al exportador boliviano, en este caso), explican.
Lamentan que todo el proceso de negociación dependerá al fin, de una variable no controlada, ni por el oferente ni por el demandante, sino por la voluntad de una entidad estatal que puede o no extender el “certificado de abastecimiento interno a precio justo”, colocando en inferioridad de condiciones al país, frente a competidores como Brasil, Argentina, Paraguay, Estados Unidos, entre otros.
Señalaron que previo a la actual venta de carne bovina al exterior, se han realizado fuertes inversiones y todo un proceso de modernización de haciendas ganaderas y mataderos frigoríficos, superando exitosamente una serie de pruebas sanitarias y de calidad al interior de dicha cadena agroproductiva.
En la perspectiva de precautelar todo lo que se ha logrado en este campo, y no retroceder en función de ciertas presiones que hagan daño, no solo a la cadena productiva cárnica, sino al país en su conjunto, el Colegio Nacional de Economistas de Bolivia y el Colegio de Economistas de Santa Cruz, recomiendan a las autoridades públicas y privadas relacionadas con esta temática, un diálogo franco, abierto y transparente sobre la base de los siguientes lineamientos estratégicos: cuidar los avances logrados, potenciar la exportación libre de carne, establecer un sistema de comercialización asistido por el productor, que resguarde la calidad del producto durante todo el proceso de traslado hacia los centros de abastecimiento y elevar los rendimientos de los cultivos agrícolas.