Toda la saña, todo el odio, toda la actitud de verdugos que tuvo la exmasista Copa y ahora los que todavía se mantienen en ese partido podría (y tendría que) servir para llevar a la justicia al cocalero Morales, que había comprado unos respiradores que costaron más del doble de lo que pagó la señora Áñez.
Los jueces, si los vamos a llamar así, que se pusieron tan severos contra quienes participaron en la compra de los respiradores de la gestión Áñez, tendrían que aplicar la misma vara para juzgar al cocalero, y darle sentencias proporcionales al sobreprecio, es decir el doble y un poquito más.