En un momento en que el nuevo año trae cierta esperanza para la lucha contra la Covid-19, repasamos lo sucedido y hacemos el balance del efecto de la pandemia en la pobreza durante 2020. En octubre de 2020, utilizamos como base las previsiones de crecimiento incluidas en la edición de junio del informe Perspectivas económicas mundiales (GEP) y estimamos que, en todo el mundo, entre 88 millones y 115 millones de personas caerían en la pobreza extrema en 2020, señalan Christoph Lakner,
Nishant Yonzan, Daniel Gerszon Mahler, R. Andrés Castaneda Aguilar y Haoyu Wu, economistas del Banco Mundial.
Al igual que en las estimaciones anteriores, el número de nuevos pobres surgidos a raíz de la Covid-19 se calcula como la diferencia entre la pobreza proyectada con pandemia y sin ella.
Para predecir la pobreza en el primer caso, utilizamos las previsiones de crecimiento del informe GEP de enero de 2021, y para el mundo sin pandemia, las incluidas en la edición de enero de 2020. Es importante señalar que, si bien ahora estamos “repasando” el año 2020, nuestras estimaciones siguen basándose en extrapolaciones de encuestas de hogares anteriores a ese año, sostienen.
Antes de la Covid-19, el único caso registrado en los últimos 30 años de aumento en el número mundial de pobres como consecuencia de una situación crítica fue el de la crisis financiera asiática, que elevó la pobreza extrema en 18 millones de personas en 1997 y sumó otros 47 millones en 1998.
En las dos décadas transcurridas desde 1999, la cantidad de personas que viven en la pobreza extrema en todo el mundo disminuyó en más de 1.000 millones. Parte de este éxito se revertirá a causa de la pandemia de Covid-19.
Por primera vez en 20 años, es probable que la pobreza aumente significativamente. Se estima que la pandemia de Covid-19 provocará una suba de entre 88 millones (estimación de referencia) y 93 millones (estimación pesimista) en el número de personas en situación de pobreza extrema en 2020.
Si se toman en cuenta las personas que habrían salido de la pobreza extrema en otras circunstancias pero que ahora no podrán hacerlo debido a la pandemia (es decir, 31 millones en 2020), el total de nuevos pobres surgidos por la Covid-19 en ese año se estima entre 119 millones y 124 millones de personas.
El agravamiento del impacto de la pandemia ha cambiado drásticamente nuestras proyecciones a lo largo de este año, en particular cuando se las compara con las tasas de crecimiento de abril (el aumento de junio a enero indicado en el informe GEP es menor). Esto se debe principalmente a que las previsiones para Asia meridional han empeorado, lo que también ha modificado el perfil regional de los nuevos pobres surgidos con la Covid-19.
Sobre la base del pronóstico de crecimiento de abril de 2020 y utilizando la línea de pobreza de 1,90 dólares al día, estimamos que 62 millones de personas caerían en la pobreza extrema en todo el mundo en 2020, y que las regiones de Asia meridional y África al sur del Sahara representarían aproximadamente dos quintas partes de esa cifra. Posteriormente, con las previsiones de crecimiento de junio de 2020, corregimos las estimaciones mundiales para situarlas entre 88 millones y 115 millones de nuevos pobres, de los cuales cerca de la mitad residían en Asia meridional. Con los pronósticos de enero de 2021, ahora estimamos entre 119 millones y 124 millones la cantidad de pobres adicionales en todo el mundo, el 60 % de los cuales, aproximadamente, habitan en Asia meridional, explican.
El aumento en el número de pobres también se observa en la línea de pobreza de 3,20 dólares al día. Con la línea de pobreza de 3,20, la cantidad de nuevos pobres mundiales estimados con el escenario de referencia del informe GEP aumenta de 175 millones a 228 millones (de junio de 2020 a enero de 2021), impulsada nuevamente por Asia meridional.
En la línea de 5,50 dólares la estimación mundial no empeora, ya que nuestras nuevas estimaciones se ubican de hecho dentro del rango que calculamos usando los datos del informe GEP de junio. Esto se explica en gran medida porque las perspectivas de Asia oriental y el Pacífico se presentan más favorables de lo previsto, lo que contrarresta el incremento en Asia meridional.