Si bien se prevé que el crecimiento regional se recupere un 6,3 por ciento en 2021, junto a una aceleración de la vacunación y una caída en las muertes por covid-19, la mayoría de los países no logrará revertir del todo la contracción de 6,7% que tuvo lugar el año pasado.
Más aún, las previsiones de crecimiento para los próximos dos años caen por debajo del 3%, un regreso a las tasas de crecimiento bajas de la década de 2010, generando preocupación de una nueva década perdida en términos de desarrollo.
Bolivia estará entre los países que crecerán por encima del 5%, según el Banco Mundial, pero también se encuentra en la lista de bajar las tasas los siguientes años.
Para alcanzar el ritmo de crecimiento necesario para hacer avanzar a la región y reducir las tensiones sociales, esta debe llevar a cabo de forma urgente reformas muy postergadas, aunque viables en el ámbito de la infraestructura, la educación, la salud, la política energética y la innovación, además de encarar los nuevos desafíos planteados por el cambio climático, según el informe.
“Los países de la región hicieron un esfuerzo enorme por asistir a las familias en medio de la pandemia. Ahora, el desafío es lograr una fuerte recuperación que brinde oportunidades de trabajo y sane las heridas de la crisis”, dijo Carlos Felipe Jaramillo, vicepresidente del Banco Mundial para América Latina y el Caribe.
No obstante, la recuperación a nivel regional enfrenta múltiples obstáculos. Cualquier resurgimiento del virus impactará sobre el crecimiento, mientras que la persistencia de las presiones inflacionarias a nivel mundial podría derivar en tasas de interés más elevadas, reduciendo la demanda.
A su vez, el elevado nivel de endeudamiento del sector privado podría acotar su capacidad de liderar la recuperación, mientras que los crecientes niveles de déficit público y endeudamiento limitan el potencial de cualquier intervención pública futura.
“Los esfuerzos por mitigar los efectos de la crisis dieron pie a un aumento significativo del gasto, resultando en mayores niveles de déficit y deuda pública”, dijo William Maloney, economista en jefe del Banco Mundial para América Latina y el Caribe, y agregó que el nivel promedio de deuda pública aumentó en 15 puntos porcentuales, hasta alcanzar un 75,38% del PIB.
“Dado el imperativo de impulsar un crecimiento más dinámico, inclusivo y verde dentro de un contexto de escasez de recursos, los gobiernos deberán replantearse cuál es la mejor y más eficiente manera de utilizar los recursos públicos”, agregó.
Mediante un aumento de la transparencia y la rendición de cuentas en el sector público, y aprovechando la disciplina del sector privado, el informe insta a promover el crecimiento sostenible y equitativo en tres grandes áreas: Replantear las prioridades de gasto público, gasto más eficiente y potenciar los ingresos.