La Universidad Mayor de San Andrés (UMSA) identificó 12 problemas que ponen en riesgo la seguridad alimentaria en el país, en la gestión 2021, entre los que menciona están los conflictos sociales y el covid-19. La canasta familiar se va concentrando en menos productos no saludables, disminución y salida de alimentos nutritivos, según el investigador y docente de la Casa Superior de Estudio, Lucio Tito.
A esos datos se debe sumar la inseguridad alimentaria por conflictos sociales y covid-19, la concentración en menos productos no saludables y disminución y salida de alimentos nutritivos en la canasta familiar, la producción concentrada solo en época de estiaje.
El despoblamiento rural está dentro de los 12 problemas identificados por la UMSA, al cual se suma la desorganización social y desatención al sector productivo, a pesar de los recursos que destina el Gobierno al sector agrícola.
Escaso y pérdida de fomento a la producción ecológica orgánica, sería uno de los principales problemas, puesto que Bolivia se encuentra dentro de los 12 países más diversos del mundo, y que tiene una diversidad de pisos ecológicos.
La aceleración de los procesos de degradación de los suelos y uso de áreas no adecuadas, también se encuentran dentro los problemas que ponen en riesgo la seguridad alimentaria, ya que el país está lejos de la soberanía.
Al respecto, la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), instó a las regiones a revertir la degradación de los suelos.
“El crecimiento demográfico mundial exige producir más alimentos nutritivos e inocuos, libres de contaminantes y de patógenos (…) Los países deben asumir compromisos más firmes con miras a la gestión sostenible de los suelos”, explicó QU Dongyu, director general de la FAO, durante una reunión de ministros de agricultura celebrada en Berlín.
En este encuentro se ratificó que el 95 % de la producción mundial de alimentos en la actualidad depende de los suelos, sin embargo, existen problemas para esta producción, como las prácticas agrícolas no sostenibles, la sobreexplotación de los recursos naturales y el crecimiento demográfico que “están provocando un aumento de la presión sobre nuestros suelos”, se detalla en el portal de El Mundo, publicó ANF.
Los datos apuntan que una tercera parte de la tierra ya está degradada y se calcula que la erosión de los suelos podría generar una reducción del 10 % en la producción de cultivos de aquí a 2050.
Producción
También el estudio identificó a sistemas de producción no sostenibles, así como una falta de atención a las cadenas agroalimentarias; el bajo nivel de rendimiento en la producción agrícola y baja productividad de carne y leche, es otro factor que incide en la seguridad alimentaria.
El cambio climático que provoca inundaciones o sequía también afecta a la producción agrícola. Hace un par de mes productores del norte integrado de Santa Cruz informaron que las lluvias afectaron a cultivos, y en otra región del departamento lamentaron la falta de agua.
La nula interacción entre productores grandes, medianos y pequeños, sería otro de los problemas que tiene que ser atendido por las autoridades departamentales, municipales y nacionales.
La comida rápida habría provocado el desplazamiento de alimentos altamente nutritivos; y los precios internacionales y el contrabando desmotivan la producción nacional.
Tito asegura que el aumento de la población nacional y del mundo, demandarán volúmenes de producción de alimentos significativos, pero deberá ser sana, y Bolivia tiene las condiciones para ello.
Producción orgánica
El experto apunta a lo escaso y pérdida de fomento a la producción ecológica y orgánica, como clave para que el país aproveche toda su potencialidad en materia de producción de alimentos saludables.
Por eso sugiere que es importante volver a trabajar en términos de cadenas agroalimenatrias con la finalidad de que se cumpla realmente el significado de la seguridad alimentaria de un hogar, que todos los miembros de la familia pueden tener acceso a los productos.
“Sin agroquímicos, sin transgénicos, sin aditivos saborizantes, sin preservantes…es decir, alimentos sanos, lo más sanos posible. El mundo del siglo XXI, tras décadas de continuos, múltiples y agravados problemas nutricionales, va asumiendo la misión de recuperar la alimentación natural”, sostiene.
Diversos tipos de cáncer, diabetes, alergias, intolerancias digestivas, etc., son atribuidas a la manipulación y alteraciones que ha sufrido la dieta de los habitantes del planeta a lo largo de décadas.
Por ello la opción de la alimentación orgánica ha sido la mejor opción. Es el caso de Dinamarca, reconocido como uno de los Estados con mejores estándares de calidad de vida. Se prevé que en el 2022 la alimentación de los daneses sea 100 % orgánica.
Según un estudio de la organización alemana Bund Okologishe Lebensmitterlwirtschaft (BOL), hasta el año pasado Suiza encabezaba el top de 10 países con el mayor consumo per cápita de alimentos orgánicos en el mundo, con un consumo que superó los 307 dólares mensuales por persona. Le seguían la mencionada Dinamarca, con un consumo de 305 dólares y Suecia con 260 dólares. En el listado, Austria y Estados Unidos son los dos siguientes países en comprar más productos orgánicos con 325 y 133 dólares por persona respectivamente.
El consumo de productos orgánicos en Bolivia es casi nulo por el costo que implica, pero en el tiempo el valor ha ido bajando, hasta el punto que se puede comprar algunos alimentos, pero no en los supermercados sino en los mercados de barrio.
Actualmente, se estima una producción orgánica ecológica en Bolivia de 82.150 tn., representando el 0,39 % del volumen total 2022 (21.064.194 tn) que se sustenta la canasta familiar.
Pero mirando la capacidad de uso de suelos del país se observa que hay posibilidad de ampliar o incorporar 31 cultivos a la canasta familiar e impulsar la agroecología y la agricultura familiar, que no fue atendido por las autoridades de turno.
La papa, oca, papalisa, isaño, yuca, yacon o aricoma, maíz, cebada, trigo, avena, quinua, amaranto, cañahua, frejoles y porotos, arveja, haba, achojcha, carote, zapallo, lacayote, coles (repollo, coliflor, brócoli), naranja, banano, mango, durazno, guineo, uva, tumbo, granadilla, tuna y frutilla, son productos que se puede promover su consumo de diferente manera y técnicas.
En entrevista con medios digitales, el director de la institución privada Productividad Biosfera Medio Ambiente (Probioma), Miguel Crespo, dijo que Bolivia debe apostar a la agricultura ecológica, cuyos productos tienen alta demanda y son amigables con el medio ambiente.
“La agricultura ecológica u orgánica, que actualmente se encuentra con gran demanda, es una técnica que procura utilizar los medios menos perjudiciales para el medio ambiente”, aseguró a ANF.