Tarija registra los peores indicadores económicos en los últimos años, la pobreza y la pobreza extrema crecieron, y las exportaciones no se diversificaron pese a los recursos generados por la venta de gas, y la pandemia ahondó la crisis económica del departamento, y el contrabando liquida a las empresas, señaló el presidente de la Federación de Empresarios Privados de Tarija, Marcelo Romero.
Un 97 % de las exportaciones de Tarija, fue gas natural, clara muestra que el aparato productivo y la economía regional no está diversificada, entre 2014-2020.
«Es muy triste recibir una efeméride departamental, un 15 de abril, donde para nosotros no ha cambiado nada en los últimos cinco o seis años en el departamento», lamentó el titular de los empresarios a tiempo de indicar que la región con su riqueza hidrocarburífera, exportada a mercados vecinos, ayudó al país y al desarrollo de otros departamentos.
A pesar de los recursos que recibió el Estado por la venta del gas, el departamento de Tarija en los últimos años fue postrado en su desarrollo y, más bien, se registró un decrecimiento y alarmantes índices de pobreza y pobreza extrema en 2021.
“El subdesarrollo pasa a ser el pan de cada día (en la región)”, apuntó Romero a tiempo de indicar que hoy en día el empresariado se encuentra preocupado debido a que la economía tarijeña tiene una dependencia demasiado grande con respecto a los recursos naturales y a la inversión pública.
El PIB registró cifras negativas entre el 2015 al 2020, mientras que los indicadores de Santa Cruz y de la economía nacional solo presentaron una recesión en 2020, debido a la pandemia. Los datos presentados por Fernando Romero muestran que la caída de la economía regional va casi en relación con la caída de los precios de los hidrocarburos, en especial del gas.
Lastimosamente la economía tarijeña está hecha para sobrevivir de la inversión pública, y en los últimos seis años, la región sufrió un decrecimiento absoluto de este mecanismo público, complementó.
Dijo que ese panorama adverso para la economía tarijeña afecta a los empresarios, que registraron números rojos, y problemas económicos, y ahora el departamento tiene uno de los índices más alto de desocupación.
Ante ese contexto adverso para la economía regional, Romero exhorta a las autoridades a dejar un momento la política de lado, y en segundo lugar analizar en qué sectores invertir para promover el desarrollo del departamento.
Reiteró que Tarija fue una fuente importante de recursos para la economía del país, más grande de los últimos años, y por ello la región no se merece estar en las condiciones en la que está.
«Lastimosamente las malas decisiones, ligada al mal relacionamiento con el gobierno central, provocó que (no existan obras en la región)», señaló.
De acuerdo al representante de los empresarios de Tarija, el departamento se encuentra postrado, y no hay porqué sentirse orgulloso en su efeméride de la región, en franco debacle.
Contrabando
La pandemia provocó una paralización de la economía nacional, y algunas regiones fueron más afectadas que otras, pero también, en medio de la emergencia sanitaria, el contrabando se convirtió en una amenaza para la producción nacional, y con el pasar de los meses el comercio ilegal provocó problemas económicos a la industria boliviana.
En ese contexto, el contrabando se encarga de liquidar y desaparecer las últimas empresas privadas, que han subsistido a pesar de la pandemia, sostiene el representante empresarial.
«El contrabando se ha encargado, lastimosamente, de derrumbar el sueño de muchos microempresarios, de crecer y desarrollarse. Hoy en día ha quedado en una utopía el sueño, debido a que el contrabando está en la puerta de la casa (de los hogares bolivianos), ganando a todo aquel que quiera crecer», reflexionó.
Producción
Relató que la cadena de uvas y singanis, no solo de la región, está siendo golpeada por el contrabando. «Vemos a diario que el contrabando de uvas y vinos, está en la puerta de la casa. Lastimosamente nos está golpeando duro, y no hay posibilidad de hacerle frente», lamentó.
Dijo que en materia de precios, la producción nacional de vinos no tiene chance frente al producto de contrabando.
Por otra parte, el Producto Interno de Bolivia (PIB) per cápita bajó en casi 50 %, y siguen en franco descenso.
Por ello solicitó al Gobierno que ponga sus ojos en uno de sus hijos y recordó al Presidente Luis Arce que tiene nueve, y uno hoy en día está enfermo desde hace seis años, y requiere atención y una cura.
Optimismo
Mientras tanto, una nota de prensa del Ministerio de Economía y Finanzas Públicas asegura que la economía de Tarija se recupera con el aumento de las recaudaciones tributarias y las exportaciones.
En el marco de la celebración de los 205 años de la batalla de la Tablada, se realizan actos cívicos en el departamento de Tarija, y los empresarios esperan que los discursos no sean pinceladas para ocultar la realidad económica de la región.
De acuerdo con los datos del Instituto Nacional de Estadística (INE), en 2021 las exportaciones totales del departamento llegaron a 1.277 millones de dólares y en comparación con 2020 se observa un crecimiento del 12 %, cuando estaban en 1.141 millones.
De igual forma, la inscripción de nuevas empresas en enero de 2022 llegó a 75 nuevas firmas y aumentó en 44 % con relación al mismo período de 2021, cuando se registró la inscripción de 52 nuevas firmas.
En total la base empresarial en el departamento de Tarija subió 0,4 % respecto a 2021 y a enero de 2022 se observó 17.645 firmas legalmente inscritas, según los datos de la Fundación para el Desarrollo Empresarial (Fundempresa).
Exportaciones cayeron
Los datos presentados por el Instituto Boliviano de Comercio Exterior (IBCE), muestran que las exportaciones llegaron a su punto más alto en 2014, con 4.773 millones de dólares, y un año después cayeron a 2.912 millones.
Y a febrero las exportaciones alcanzaron 264 millones de dólares, mientras que en el mismo periodo las importaciones fueron de 235 millones.
El PIB de Bolivia (a precios de mercado) durante el 2014-2020 ha crecido en un 11 %, pero durante el 2019-2020, por la pandemia, cayó en un 11 %, es decir todo lo que se construyó en años se derrumbó.
En el caso de Santa Cruz, durante el 2014-2020, ha crecido en un 20 %, pero decayó en 7 % durante la pandemia, denotando una economía más diversificada y estable; caso contrario el de Tarija, que durante el mismo periodo tuvo un decrecimiento económico del 45 %, durante la pandemia su contracción fue del 19 %, sin dudas fue el departamento más afectado.
Respecto a las tasas de crecimiento (a precios constantes), si comparamos Bolivia, Santa Cruz y Tarija, durante el 2014-2019 tuvieron una reducción de 3,24, 2,34 y 10,94 puntos porcentuales, siendo el departamento tarijeño el único departamento del país, desde el 2015 al 2020 que decreció en su economía.
La participación del PIB departamental en el contexto nacional ha caído de manera considerable, en 6,94 puntos porcentuales; es decir, aportan al país alrededor del 50 % menos de lo que fue en 2014, lo cual está ligado directamente con la caída de los ingresos del sector hidrocarburífero tanto para Bolivia y sobre todo para Tarija.
Si analizamos la participación de las actividades económicas en el PIB departamental, durante el 2014-2020, la «extracción de minas y canteras» cayó en 28,48 puntos porcentuales; en cambio los «servicios de la administración pública» subieron en 12,89 puntos, denotando la caída del principal sector económico de Tarija y el crecimiento de un aparato público estatal.
Si vemos sus tasas de crecimiento, la «Extracción de Minas y Canteras» descendió en 63 %, otro descenso importante fue en la construcción con un 33 %; sin embargo, las actividades que ganaron espacio fueron «electricidad, luz y agua” con un crecimiento del 26 %, “agricultura, silvicultura, caza y pesca” con 40 % y “servicios de la administración pública», por lejos, es el que más creció, con un 65 % durante los años analizados.