El sector forestal está con posibilidades de aumentar a 32.000 empresas formales; lograr 5.000.000 de m3 de producción maderera; 450 millones de dólares de ventas en el mercado interno; 1.200 millones de dólares por exportaciones con alto valor agregado y, en 10 años, lograr 100.000 hectáreas de plantaciones forestales creando 80.000 empleos/año, detalló Diego Justiniano Pinto, presidente de la CFB, en conferencia de prensa en Oficinas del IBCE.
El sector que sufrió un fuerte retroceso en la última década, al extremo de haber cambiado el perfil comercial forestal/maderero de Bolivia, tornándolo deficitario entre 2014 y 2018; la crecida de las importaciones madereras fue tan impresionante, que de menos de 9 millones de dólares en 2006 subió a casi 67 millones en 2014, mientras que las exportaciones del sector caían desde un pico de 127 millones de dólares en 2007 a un mínimo de 50 millones en 2016, dijo Demetrio Soruco Henicke, presidente del IBCE.
Si bien el déficit se revirtió desde 2019, sus exportaciones hoy son la mitad de lo que fueron en su mejor momento, mientras que las importaciones siguen siendo muy mayores que en 2006; con buenas políticas para su reactivación –con un mercado mundial de 130.000 millones de dólares– fácil sería generar más divisas por exportación y, recuperando el mercado interno, lograr más empleo para los bolivianos e impuestos para el Estado, complementó.
Crisis en sector
forestal/maderero
“El sector forestal de Bolivia –el maderero en particular– atraviesa una crisis profunda por la baja producción formal (35 % de la capacidad instalada), la sustitución de la madera por metales y PVC, la subida exponencial de las importaciones, la falta de mercado interno para el producto nacional, la caída de mercados externos y la contracción de la economía comunitaria y privada por falta de financiamiento en la Banca, ocasionando el cierre de miles de unidades productivas, desde grandes a pequeñas, y el despido de más de 25.000 trabajadores en los últimos 8 años”, informó el Presidente de la CFB.
Según Justiniano, “las medidas para reactivar el sector forestal de Bolivia han sido consensuadas con todos los actores involucrados en la cadena productiva, pensando en una solución integral para los actores forestales y madereros”.
Plantean cinco medidas para la reactivación del sector Forestal-Maderero Boliviano, que consisten en la recuperación del mercado interno a través de mecanismos que racionalicen las importaciones como la Licencia Previa para las importaciones de productos de madera, lucha anticontrabando y compras estatales de productos nacionales.
También está el financiamiento para capital de operaciones, reconversión tecnológica y promoción, comercialización, investigación y desarrollo; los ajustes en la estructura tributaria, que debería consistir en la rebaja de aranceles de importación para bienes de capital, diferimiento del IVA y creación del Régimen Unificado Forestal.
Otro planteamiento está en los mecanismos institucionales, mediante una agenda para el desarrollo forestal, acuerdos de complementariedad comunidad-empresa y negocios inclusivos; y, finalmente, implementar políticas para plantaciones forestales industriales y agroforestales, con seguridad jurídica y polos industriales, apoyo financiero e incentivos tributarios y simplicidad técnica/administrativa para su establecimiento y manejo.
El impacto que se espera en 5 años está aumentar empleos de 90.000 a 419.000, entre directos e indirectos; mayor registro/formalización de empresas e industrias madereras, desde 15.000 a más de 32.000, entre pequeñas, medianas y grandes empresas, subir la producción formal de madera de 1,4 hasta 5 millones de m3, subir las compras del mercado interno entre 350 a 450 millones de dólares y aumentar a 1.200 millones de dólares la exportación maderera con alto valor agregado.