Los pagos por servicios de la deuda, es decir intereses y cuotas de capital, en 2020, alcanzaron más de 800 millones de dólares y ahora el presidente Luis Arce Catacora solicita los diferimientos de los pagos, a nivel internacional, con los acreedores, situación que apunta a reducir la presión de la cancelación de estos pagos a futuro.
El economista y exdirector del Banco Central de Bolivia (BCB), Gabriel Espinoza, lamenta que haya contradicciones en el Gobierno con respecto a la deuda externa.
Las acciones del Ejecutivo, con respecto a la deuda externa, no registra coherencia, pues primero devuelve plata al Fondo Monetario Internacional (FMI), luego pide condonación de deuda y luego recibes nuevamente plata del FMI.
“Pedir condonación o diferimiento de pagos de la deuda, significa que el Gobierno está preocupado (por el pago del) servicio de deuda en el futuro”, reflexionó al indicar que el mercado internacional lo ha leído.
Dijo que la tasa de interés de los bonos soberanos se dispararon hacia arriba y la deuda con el sector privado va creciendo; está claro que la emisión de bonos por 3.000 millones de dólares en el mercado internacional, cada vez se hace más difícil, por el alto costo que significaría.
“Le resultaría difícil justificar un endeudamiento tan caro. El equipo de campaña de Arce en 2020 promovió una ley de control de endeudamiento, básicamente para bloquear emisiones de bonos en 2020”, sostuvo.
Suspensión de pagos
El economista explica que la idea de la suspensión de pagos de la deuda surge de países ricos en 2020, en el momento más duro de la pandemia, como una propuesta para ayudar a la recuperación o enfrentar al virus, pero esta va perdiendo fuerza en la media que se han ido generando otras acciones para ayudar a la economía.
Una de esas medidas registra el FMI, con la capitalización de 650.000 millones, de lo que llego al país 350 millones de dólares.
Recuerda que otras economías también sugirieron esa alternativa, y no es del Gobierno boliviano, pero el pedido de Arce no es tanto por el coronavirus, sino por la acumulación de deuda externa desde el 2010.
Según los datos del BCB, el 2017 los desembolsos de la deuda externa de mediano y largo alcanzaron a 2.397 millones de dólares, y el 2019 la cifra bajó a 1.520 millones
Explica que gran parte de los pagos, sobre todo de los bonos soberanos emitidos en 2012 y 2013, se han concentrado en estos próximos dos años.
El 2020 se pagó 815,9 millones de dólares por el servicio de la deuda externa y para este año se tiene programado un pago de 880 millones y para el 2022 casi similar cifra, pero a ello se debe sumar los 500 millones de los bonos soberanos.
Espinoza dijo que la deuda contraída no tiene nada que ver con el coronavirus, ya que ninguno de los créditos se generó en la pandemia, y ahora representa una carga significativa para la actual administración de Estado.
Señaló que la acumulación de deuda es consecuencia de una mala planificación por el ex ministro de Economía y ahora Presidente, Luis Arce, y hoy busca mitigar esta situación con el discurso de la pandemia y del alivio de la deuda.
Datos
A partir de 2015, los pagos por el servicio de la deuda se incrementaron. En este año la cifra alcanzó a 534,3 millones de dólares, pese a bajar en 2016 a 472 millones, y en el 2017 sube nuevamente a 581,2 millones, el 2018 a 682,1, el 2019 a 786,7 millones.
El 2020, Bolivia cerró con una deuda externa de 12.171,7 millones de dólares, y al 31 de mayo de 2021 la cifra subió a 12.524,7 millones, y todavía tiene un saldo a desembolsar de 4.234,1 millones, según información del BCB.
Los empresarios privados han solicitado a las autoridades a emitir los bonos de 3.000 millones de dólares y obtener una liquidez destinado a la oferta y demanda, y reactivar la economía, pero al parecer esto no se dará ante las señales negativas que envío el Gobierno en la Organización de las Naciones Unidas (ONU), al solicitar diferimiento del pago de la deuda.
El gobierno de transición tenía en carpeta prestamos que sumaban más de 1.000 millones de dólares, pero asambleístas del Movimiento al Socialismo (MAS) frenaron los préstamos, lo que redujo su capacidad de acción ante la pandemia, y ante la posibilidad de otorgar nuevos bonos.
Al 31 de mayo de 2021, el saldo de la deuda en porcentaje del Producto Interno Bruto (PIB) alcanzó a 30,9 %, el indicador es inferior al límite del 40 % del Marco de Sostenibilidad de Deuda del Banco Mundial y del Fondo Monetario internacional (BM-FMI) e implica un adecuado nivel de sostenibilidad de deuda, según el BCB.