A principios de gestión, los productores de soya del oriente boliviano lamentaron las decisiones de las autoridades respecto al precio fijado para el mercado interno, ya que en el externo el producto registraba un valor por encima de los 400 dólares la tonelada, que no se reflejaba en la banda de precios establecida por las autoridades nacionales.
Entretanto, el oro también pasó por un momento difícil al pasar la barrera de los 1.800 dólares la onza troy, que luego vino en caída; el petróleo se recuperó y en promedio estaba en 57 dólares el barril y con tendencia a incrementar su valor, pero los minerales registran indicadores positivo, y se mantienen.
pandemia
Sin embargo, el informe señala que el panorama futuro depende en gran medida de los avances en la contención de la pandemia de la covid-19, así como de las medidas normativas de apoyo que adopten las economías avanzadas y las decisiones de producción de los principales generadores de productos básicos.
Bolivia es, principalmente, exportador de materias primas, gas y minerales en 74 % de las ventas, es por ello que la caída de precios de estos productos afecta a los ingresos del país, y a la fecha no cambió su matriz exportadora.
Precios
En su informe, el Banco Mundial estima que este año los precios de la energía aumentarán, en promedio, más de un tercio respecto de los valores de 2020, y que el petróleo se ubicará en un valor medio de 56 dólares por barril.
“Se prevé que los precios de los metales aumentarán un 30 %, en tanto que los precios de los productos agrícolas se incrementarán casi un 14 %. Gracias al repunte de la actividad económica, así como a algunos factores específicos de la oferta, en particular en los sectores del petróleo, el cobre y algunos alimentos básicos, casi todos los precios de los productos básicos han superado los niveles previos a la pandemia”, señala el documento.
“Hasta el momento, el crecimiento mundial ha sido superior a lo previsto, y las campañas de vacunación ya están en curso; estas tendencias han impulsado el alza de los precios de los productos básicos. Sin embargo, es imposible predecir cuánto durará la reactivación”, señaló Ayhan Kose, vicepresidente interino de Crecimiento Equitativo, Finanzas e Instituciones, y director del Grupo de Perspectivas del Grupo Banco Mundial.
“Los mercados emergentes y las economías en desarrollo, sean importadoras o exportadoras de productos básicos, deben fortalecer su resiliencia a corto plazo y prepararse para la posibilidad de que el crecimiento pierda impulso”, advierte.
Tras los mínimos históricos alcanzados durante la pandemia, se observa una recuperación de los precios del petróleo crudo, respaldada por el acelerado repunte de la economía mundial y los continuos recortes a la producción promovidos por la Organización de Países Exportadores de Petróleo y sus socios.
Se espera que la demanda se fortalezca durante 2021, a medida que aumente la disponibilidad de vacunas “en particular en las economías avanzadas”, se flexibilicen las restricciones impuestas durante la pandemia y se consolide la reactivación mundial. Se prevé que los precios se ubicarán en un promedio de 60 dólares por barril en 2022. Sin embargo, si las medidas de contención de la pandemia no prosperan, una nueva disminución de la demanda podría ejercer presión sobre los precios.
ALIMENTOS
Los precios agrícolas han aumentado sustancialmente este año, en particular los de los productos alimentarios básicos, a raíz de la disminución de la oferta en América del Sur y la fuerte demanda de China. No obstante, la mayor parte de los mercados mundiales de alimentos básicos siguen estando adecuadamente abastecidos en comparación con los niveles históricos, y se prevé que los precios se estabilizarán en 2022.
Si bien los precios mundiales de los alimentos básicos han permanecido sin cambios en el último tiempo, siguen surgiendo pruebas que confirman la relación entre la covid-19 y el aumento de la inseguridad alimentaria, y se prevé que dichas repercusiones se extenderán durante 2021 y 2022.
Cada vez más países se enfrentan a crecientes niveles de inseguridad alimentaria grave, y esto echa por tierra años de progresos en materia de desarrollo.
“A pesar de que los mercados de los productos alimentarios básicos están bien abastecidos a nivel mundial, la covid-19 ha tenido profundas repercusiones sobre los mercados alimentarios y laborales locales en todo el mundo y ha reducido los ingresos; esto ha alterado el normal funcionamiento de las cadenas de suministro y ha agravado la crisis de seguridad alimentaria y nutricional que ya venía desarrollándose aun antes de la llegada de la pandemia”, reflexionó Ayhan Kose, vicepresidente interino de Crecimiento Equitativo, Finanzas e Instituciones, y director del Grupo de Perspectivas del Grupo Banco Mundial.
“Es momento de que los responsables de la formulación de políticas adopten medidas para atacar las causas básicas de la inseguridad alimentaria”, advierte.