En los próximos meses, las Naciones Unidas analizarán los sistemas alimentarios para generar una estrategia global en base a los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) 2030. Para Bolivia es una oportunidad de concienciar e impulsar el debate público sobre cómo encarar la reforma de un sistema alimentario ineficiente, reflexionó el investigador y docente de la Universidad Mayor de San Andrés (UMSA), Lucio Tito.
Sostuvo que el actual sistema no responde, por ejemplo, al alivio de la extrema pobreza, inseguridad alimentaria por covid-19 y conflictos sociales. “Todos quieren hacer su cumbre, tanto públicos y privados, pero sin una base sólida”, acotó.
“La canasta familiar de Bolivia se va reduciendo a algunos productos sin riqueza nutricional; nuestra producción (está) concentrada en época de verano solamente, el despoblamiento rural y envejecimiento de los pobladores es alarmantemente; el escaso fomento a la producción ecológica, los acelerados procesos de degradación de suelos, los sistemas de producción actual no son sostenibles por eso el contrabando de productos de nuestra canasta familiar se incrementa increíblemente”, advierte.
A eso se debe sumar el bajo nivel de rendimiento en la producción agrícola y menor productividad de carne y leche, así como las adversidades naturales, como el cambio climático, frenan la producción primaria, complementó.
El investigador encuentra fallas en toda la cadena productiva, debido a la ausencia de interacción entre productores grandes, medianos y pequeños, y sumado el crecimiento del consumo de la comida rápida (chatarra) y el aumento de los precios internacionales de los productos agrícolas, son detonantes que aceleran el contrabando y desmotivan la producción agropecuaria nacional.
RUMBO A LOS SISTEMAS
ALIMENTARIOS
A pesar de la inversión realizada en el área rural con maquinaria pesada, semillas, programas de riego y créditos, el sistema alimentario aún es ineficiente, debido a que la producción y el rendimiento agrícola no son suficientes.
Tito informó que se llevan diálogos a nivel nacional, regionales, departamentales, sectoriales, con rumbo a la Cumbre mundial de sistemas alimentarios organizada por las Naciones Unidas, pero con resultados débiles y muy teóricos, que no orientan a encarar una planificación hacia el futuro y soñar en la ansiada seguridad alimentaria con soberanía.
“Se habla mucho sobre agricultura familiar y su importancia en la oferta de alimentos sanos e inocuos a la canasta familiar, pero solo es un ideal y nunca hacemos en la práctica nada por ellos, y hoy encaran la producción sin acompañamiento profesional de entidades gubernamentales, gobernaciones, municipios, universidades, agencias de cooperación, etc.”, lamentó.
En los diálogos ni se da a conocer como está actualmente la producción orgánica, que solo llega a 0,35 % del volumen producido en Bolivia, es decir unos 70.000 tn.
Regionalización
por vocación
agroproductiva
El 2012 se inició la idea de ordenar por vocación al país, y todo el proceso se plasmó en el Compendio Productivo, y en el 2015 se consolido el Atlas Agropecuario de Riesgo y Cambio Climático, donde se consolido la regionalización del país en 19 zonas agroproductivas, indicó el investigador y coautor del Compendio.
“La regionalización debe dar luz a la reestructuración del accionar institucional”, y fomentar e incentivar a las actividades agrícolas, ganaderas, piscícolas, agroforestales y otros, en beneficio de optimizar rendimientos, mejorar ingresos y, principalmente, cuidar los recursos naturales de manera sustentable, describió.
De acuerdo al entrevistado, la regionalización permitirá establecer un sistema de producción, transformación, gestión de recursos, así como abrirá la posibilidad de una mejor organización, y la generación de ideas, planes, proyectos, con la participación de todos los actores del sector agrícola.
Pero también establecerá los desafíos territoriales evidentes, que permitan la sostenibilidad de los sistemas alimentarios y por ende la seguridad alimentaria, acotó e indicó que se debe trabajar en la territorialización, y establecer impactos y causas en la seguridad alimentaria, hasta el origen de las mismas, para luego trabajar en puntos clave de apalancamiento que permita generar una estrategia real para afrontar la seguridad alimentaria, sostuvo.
Es de la idea de que se debe aprovechar mejor las normas vigentes, referidas a políticas agropecuarias, y en base a ella diseñar una política íntegra, que ordene el accionar rural, centralizar territorialmente investigaciones e información técnica (línea base productiva) y reconocer practicas exitosas para su inmediata multiplicación a territorios con vocación similar.
La zonificación en 19 zonas en Bolivia, se la puede trabajar por departamentos, Por ejemplo, el departamento de La Paz tiene 7, pero significativamente tiene 5 de alta importancia. Santa cruz tiene 7, Tarija y Potosí 3.
Finalmente, el investigador plantea que se debe generar una política pública para analizar los sistemas alimentarios sostenibles desde una mirada de la vocación agropecuaria en Bolivia, y para ello se debe generar una carta de navegación y poner a todos los actores en el desarrollo rural a nivel nacional y establecer 19 análisis, ligadas a las 19 zonas agroproductivas, que ordene territorialmente el accionar institucional, políticos, ONG, Instituciones académicas, Organizaciones sociales, Cooperación técnica internacional, etc., y sumen esfuerzos económicos-técnicos en beneficio de las 871.927 Unidades Productivas Agropecuarias (UPA) del país.