El contexto internacional va en recuperación y la demanda de materias primas van a la par y el conflicto Rusia-Ucrania, provocaron un alza de los precios de los commodities, y también de los alimentos. Los ingresos por la venta de minerales van en ascenso, pero por el lado del gas bajaron los recursos económicos, y la principal causa está en la caída de la producción, según economistas.
En su twitter, el economista y docente de la Universidad Católica Boliviana, Gonzalo Chávez, publicó el precio del petróleo WTI de Texas, que sirve de referencia para cálculo de los precios a Brasil y Argentina, superó 100 dólares por barril.
Empieza con indicar que los precios de las materias perimas al alza. «¿Buenas noticias para el país? Depende. Exportaciones de gas natural bajan, no hay producción. Argentina se preveía exportar 27 millones de metros cúbicos día y ahora no pasa de 7 millones. A Brasil se debían exportar 30 millones de metros cúbicos día y apenas llegamos a 20 MMmcd. En el 2021, las exportaciones de gas fueron 2.251 millones de dólares», sostiene.
Por otro lado, publica que las «importaciones de diésel suben. El subsidio crece 102-27 (precio petróleo) = 75 $us por barril. El año pasado las importaciones de hidrocarburos fueron de 2.211 millones de dólares».
Termina al señalar que «el superávit en el año 2014 llegaba (a) 5.000 millones de dólares. En el 2021, apenas llegamos a 42 millones de verdes».
Hace unas semanas atrás, el analista de hidrocarburos, Francesco Zaratti, publicó un cuadro en su twitter indicando “la tragedia de los hidrocarburos, gracias a la nacionalización».
El gráfico muestra cómo se acortó la brecha entre exportaciones de gas versus importaciones de combustibles hasta el 2021, la caída de la venta y el vertiginoso incremento en la compra de gasolina y diésel.
Exportaciones
Se observó a lo largo de los últimos años que los ingresos por la venta de gas bajaron, debido a la caída de los envíos de volúmenes a Brasil y Argentina, pero tenía la oportunidad de recuperarse a partir del 2021, con el incremento del precio en el mercado internacional, sin embargo la reducción de la producción deja poco espacio para que el Gobierno aproveche el alza de las materias primas.
Los minerales nuevamente sacan la cara en las exportaciones, y el 2021 las ventas llegaron a más de 5.000 millones de dólares contra los hidrocarburos que solo alcanzaron a un poco más de 2.300 millones y los no tradicionales superaron también al gas, tras registrar más de 2.700 millones.
A partir de 2016 los minerales tomaron el liderazgo por efecto del alza de los precios de los commodities en el mercado internacional, y la actual coyuntura bélica provocada por la invasión de Rusia a Ucrania, favorecen a los valores de las materias primas.
Datos del Instituto Nacional de Estadística (INE) muestran que en los primeros meses de 2022, los minerales aventajan a los hidrocarburos y los no tradicionales no se distancian mucho.
Hidrocarburos
El analista y exautoridad, Mauricio Medinaceli, en su trabajo presentado a la fundación Friedrich Ebert Stiftung, que organizó una mesa de debate económico, titulado El sector hidrocarburos en Bolivia, muestra que el gas aportó al crecimiento de la economía nacional en los últimos años.
«No cabe duda de que el sector hidrocarburos en Bolivia fue fundamental para el desempeño económico de los últimos años. En efecto, el 50 % del crecimiento de la economía se debió al proyecto de exportación de gas natural al Brasil, gestionado durante el período 1974-1999, y al notable crecimiento en los precios internacionales del crudo que, nuevamente gracias al contrato de exportación al Brasil, se traducen en mayores precios de exportación del gas natural boliviano», señala.
Recuerda que en abril del año 2005 (un año antes del proceso de “nacionalización”) se aprueba la Ley de Hidrocarburos 3058, que determina, como uno de sus ejes centrales, la creación del Impuesto Directo a los Hidrocarburos (IDH), con una alícuota equivalente al 32 % de la producción de gas natural y petróleo. Este sistema sustituye el establecido en la Ley de Hidrocarburos 1689 (del año 1996) que, en materia tributaria, imponía un impuesto a la producción equivalente al 18 % y un sistema de gravámenes sobre utilidades.
También señala que debido a la “nacionalización” de los hidrocarburos en 2006, la estatal petrolera boliviana, Yacimientos Petrolíferos Fiscales Bolivianos, tomó el control de la producción realizada por los operadores privados. Este proceso también generó ingresos fiscales adicionales, bajo la forma de participaciones, que financian –en gran medida– las actividades de la mencionada empresa.
Explica que los nuevos ingresos fiscales del proceso de “nacionalización” (que están en el orden del 10-15 % de la producción) son menores a los generados por el Impuesto Directo a los Hidrocarburos (32 %) creado en 2005. Es necesario recalcar, además, que los ingresos de gobernaciones, gobiernos municipales, Fondo Indígena, universidades, etc., provienen de la recaudación del IDH y no del proceso de nacionalización.
«En este momento el mercado mundial de gas natural experimenta cambios que cambiarán el futuro de la industria. Gracias a dos innovaciones tecnológicas, capacidad de transporte de gas a través del mar (proyectos de LNG) y la posibilidad de incrementar las reservas de este producto (“shale gas”), ahora el mundo tiene mayores reservas de gas natural a precios muy bajos, sobre todo, en Norteamérica», afirma el trabajo de Medinaceli.
Hace unos meses atrás, el analista en Hidrocarburos, Hugo del Granado anunció que la base del precio del gas en el futuro sería gas por gas, y en la actualidad ya se empieza a tomar como referencia el precio del Líquido Natural GAS (LNG).
Medinaceli, en una entrevista pasada, mencionó que la falta de seguridad de reservas en el futuro, afectará a los mercados, puesto que ya no se podría suscribir contratos de largo plazo, como los que se tiene actualmente con Argentina, sino que serán de periodos cortos, entre dos a cinco años.
Según las autoridades, Bolivia en los últimos meses suscribió acuerdos con privados de Brasil por periodos cortos a precios beneficiosos para el Estado.