El informe señala de qué forma la reducción de la brecha de género respalda las condiciones crediticias de los países a través de cuatro canales principales.
El primero consiste en que un mayor número de personas económicamente activas, en igualdad de condiciones, aumenta la producción. También existe evidencia que sugiere que una mayor participación de la fuerza laboral femenina puede incrementar la productividad.
En el segundo canal sostiene que un incremento en el número de personas empleadas deriva en mayores ingresos salariales retornando a la economía, lo que da apoyo al consumo.
En tercer lugar señala que los mayores ingresos también amplían la base impositiva a nivel local y nacional; y la cuarta sugerencia resalta que la diversificación de las fuentes de ingresos familiares puede amortiguar posibles crisis, reduciendo así los riesgos de inestabilidad financiera.
Moody’s espera que existan mayores políticas gubernamentales que tengan como objetivo la seguridad económica de la mujer, incluyendo capacitación y transferencias directas de efectivo para las menos calificados, apoyo técnico y líneas de crédito para las propietarias de negocios, en un esfuerzo por garantizar que las disparidades laborales y de ingresos para las mujeres, no empeoren después de la pandemia.
Pero las políticas de recuperación por sí solas no serán suficientes para abordar las deficiencias existentes. Resulta más probable que las políticas sociales fundamentales, en particular con respecto al acceso de las mujeres a la educación y al empleo, generen cambios duraderos, asegura el nuevo informe elaborado por Atsi Sheth, managing Director - Credit Strategy de Moody’s.