De acuerdo con el panorama regional de la seguridad alimentaria y nutricional 2021, en tan solo un año y en el contexto de la pandemia de covid-19, el número de personas que viven con hambre aumentó en 13,8 millones, alcanzando un total de 59,7 millones de personas.
La prevalencia del hambre en América Latina y el Caribe se sitúa actualmente en 9,1%, la más alta de los últimos 15 años, aunque ligeramente por debajo del promedio mundial de 9,9%. Solamente entre 2019 y 2020 la prevalencia del hambre aumentó en 2 puntos porcentuales.
“Debemos decirlo fuerte y claro: América Latina y el Caribe enfrenta una situación crítica en términos de su seguridad alimentaria. Ha habido un aumento de casi el 79 por ciento en el número de personas con hambre entre 2014 y 2020”, dijo Julio Berdegué, representante Regional de la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO).
“Aunque la pandemia ha agravado la situación, el hambre ha ido en aumento desde 2014. Debemos corregir las vulnerabilidades profundas de nuestros sistemas alimentarios, hacerlos más inclusivos y sostenibles y asegurarnos de que brinden bienestar a las personas que alimentan a nuestras sociedades”, indicó Rossana Polastri, directora del Fondo Internacional de Desarrollo Agrícola (FIDA) para América Latina y el Caribe.
Entre 2019 y 2020, Mesoamérica experimentó el mayor aumento, 2,5 puntos porcentuales, alcanzando su valor más alto en los últimos 20 años: 10,6%, o 19 millones de personas. El Caribe tiene la prevalencia más alta a nivel regional (16,1 por ciento, 7 millones de personas), mientras que en América del Sur el hambre afecta a 33,7 millones de personas, el 7,8% de la población.
Cuatro de cada diez personas en la región, 267 millones experimentaron inseguridad alimentaria moderada o grave en 2020, 60 millones más que en 2019, un aumento de 9 puntos porcentuales, el incremento más pronunciado en relación con las demás regiones del mundo.
En América del Sur, la prevalencia de inseguridad alimentaria moderada o grave aumentó en 20,5 puntos porcentuales entre 2014 y 2020, mientras que en Mesoamérica hubo un aumento de 7,3 puntos porcentuales durante el mismo período.
Peor aún, en la región la prevalencia de la inseguridad alimentaria grave (personas que se han quedado sin alimentos o han pasado un día o más sin comer) alcanzó el 14% en 2020, un total de 92,8 millones de personas, un enorme aumento en comparación a 2014, cuando afectaba a 47,6 millones de personas.