La economía avanza luego de la peor caída del PIB en 67 años (-8,8 %); el comercio exterior registra importante superávit gracias al aumento de las exportaciones por encima de las importaciones. Los agropecuarios, agroindustriales, forestales y madereros crecieron pese a la crisis de la pandemia, según evaluación de representantes del instituto Boliviano de Comercio Exterior (IBCE).
A pesar de ese panorama alentador, el IBCE señala que Bolivia no crece lo suficiente, ni tan rápido como es necesario, la desocupación es alta, la informalidad sube y las Reservas Internacionales Netas (RIN) del Banco Central de Bolivia, bajan.
La afirmación coincide con las evaluaciones realizadas por la Cámara Nacional de Industria (CNI) y la Cámara Nacional de Comercio (CNC), que expresaron, por separado, que se requiere liquidez para la oferta y la demanda, así como seguridad a las inversiones para aumentar las exportaciones y generar divisas.
El 2022 esperan un nuevo escenario de oportunidades, tras la pandemia el mundo empezó a recuperarse, pero la nueva variante del covid-19, la ómicron, nuevamente pone en vilo a la economía internacional.
El país tiene enormes desafíos, siendo la mayor preocupación, la confrontación interna y la falta de un diálogo Gobierno-Empresariado, que impide armar una agenda compartida, dijo Demetrio Soruco Henicke, presidente del Instituto Boliviano de Comercio Exterior (IBCE).
«Hoy más que nunca debemos trabajar juntos por la economía, por una inflexión del comercio exterior, pues de su desempeño dependerá la estabilidad y el futuro de nuestros hijos; no tenemos el derecho de equivocarnos», apuntó.
Comercio
Según información oficial, el Producto Interno Bruto (PIB) bolivia acumuló un crecimiento del 9,4 % en el primer semestre del 2021; pero, dada la debacle del 2020 en igual lapso (-13 %), tal crecimiento es insuficiente, reflexionó Soruco.
“Ni creciendo al 5,5 % este año, como dice el Banco Mundial, la economía será del tamaño del 2019; debemos crecer al 7 % o más, sostenidamente, para recuperar los empleos perdidos y revertir el recrudecimiento de la pobreza; manejando bien el comercio exterior, se lo puede hacer, pero debemos trabajar Gobierno y empresarios, mientras más rápido mejor, pues el tiempo apremia”, sentenció Soruco.
Las exportaciones bolivianas hasta octubre crecieron 65 % en valor y 12 % en volumen, superando a las importaciones que subieron 31 % y 32 %, respectivamente, lo cual generó un superávit de 1.584 millones de dólares.
Aguardamos que la gestión 2021 marque un punto de inflexión para el sector externo boliviano, siendo que ha sido deficitario entre 2015 y 2020, restando 5.000 millones de dólares a las RIN, dijo.
“No hay tiempo que perder, porque la estabilidad de Bolivia está de por medio; si se quiere mantener el tipo de cambio fijo -como está desde el año 2011- debemos exportar más, atraer capitales externos y sustituir importaciones, no hay otra forma; nuestras reservas en el Banco Central ya no son las del 2014, cuando teníamos 15.000 millones de dólares, hoy no llegan ni a 5.000 millones; es necesario revertir tal situación; estamos convencidos que lo podemos y debemos hacer, no hay elección, es imperativo», dijo.
Los economistas ya indicaron que la reducción de las reservas pone en peligro el tipo de cambio fijo, pero que las autoridades mantendrán esta política, porque las condiciones no están dadas para flexibilizar.
POLÍTICAS PARA SALIR
DE LA CRISIS
Frente a ese panorama adverso, el Presidente del IBCE recomienda combinar 4 medidas de bajo costo y alto impacto: Una política de promoción selectiva de exportaciones, una de sustitución competitiva de importaciones, un combate frontal al contrabando y un incentivo al consumo del producto nacional para recuperar el mercado interno.
Las exportaciones selectivas deben estar enfocadas en sectores de rápida reacción en inversión, producción y generación de excedentes, como el agropecuario-agroindustrial y el forestal-maderero, además de garantizar la libre exportación y el pleno uso de la biotecnología en el agro.
La sustitución de importaciones debe ser aplicada sin sobreproteger, con medidas asertivas, como aumentar la compra de etanol por parte de YPFB, y dar incentivos al agricultor para que produzca materias primas y el sector privado pueda fabricar biodiésel a la brevedad posible.
Y, en el caso del contrabando, una alianza público-privada, involucrando a toda la sociedad civil, podría aumentar la eficacia de lucha contra este comercio ilegal, señaló.
Con estas 4 medidas, podemos crecer al 7 % sosteniblemente, generando cientos de miles de empleos, aseguró a tiempo de indicar que hay que asegurarse que la economía vaya bien, pues de ello dependerán los ingresos.
Un país que exporta, crece más que otro que no lo hace; es necesario que el Estado garantice las mejores condiciones para la inversión privada y la captación de alta tecnología, en momentos en que la demanda internacional se reanima y la productividad y la competitividad pasan a jugar un rol preponderante frente a los altos costos de la logística y el transporte, dada la nueva normalidad, lo que puede viabilizar o no el exportar, afirmó.
“Estado y privados debemos hacer, cada uno, lo que le corresponde, para que el empleo digno y formal suba; la vía ideal, es de la libre exportación”, concluyó Soruco.