Bolivia es una suerte de laboratorio donde se ponen a prueba cotidianamente nuevos productos y servicios digitalizados que han transformado la relación existente entre la banca y sus usuarios, y la aplicación es destacada por revistas especializadas, así como provoca la atención de países vecinos.
A medida que pasa el tiempo, la banca tradicional va quedando atrás y el camino de la innovación es el único a seguir para mantener la fidelidad de los clientes financieros. “El que no sabe leer al cliente puede quedar fuera de carrera y, por ahora, en Bolivia estamos demostrando que somos buenos lectores”, reflexiona Rodrigo Valdez, gerente de Soluciones Digitales y Experiencia Cliente del BCP.
En la carrera de la innovación, como en cualquier otra competencia, hay quienes llevan la delantera y marcan la pauta. Los premios o reconocimientos internacionales tienen que ver precisamente con eso: premiar a los líderes y mostrar el rumbo que deben seguir los cambios.
El más reciente informe de Inclusión Financiera elaborado por Credicorp y que recoge las percepciones de usuarios de siete países latinoamericanos, revela que la mayoría de los bolivianos confía en el sistema financiero y califica favorablemente variables como el uso, calidad y acceso.
“Vivimos un buen momento que es resultado del trabajo realizado en los últimos años con foco en la innovación tecnológica, pero sobre todo en saber interpretar cuáles son las necesidades de una nueva generación de clientes. Hay una generación de ruptura con lo tradicional, que demanda propuestas renovadas de la banca”, señala Valdez.
Recientemente, por ejemplo, el BCP ocupó el tercer lugar entre decenas de bancos de América Latina, en la novena versión del Premio a la Innovación e Inclusión Financiera, auspiciado por la Federación Latinoamericana de Bancos (Felaban) y el Comité Latinoamericano de Automatización Bancaria.
“La construcción de la percepción es dinámica. Estamos seguros que luego de la pandemia, cuando los canales digitales representaron la diferencia entre disponer o no de un banco, los usuarios se vieron en la necesidad de familiarizarse con las nuevas tecnologías y la banca con proponer una pedagogía de adiestramiento digital”, explica.
“Desde el lanzamiento de la tarjeta de débito hasta la banca móvil, el cambio no ha tenido pausa. Los estudios demuestran que la gente, sobre todo los más jóvenes, acude cada vez menos a las sucursales bancarias, porque prefiere realizar sus operaciones desde su computador o desde su teléfono inteligente. Entonces, lo que toca a los bancos es coincidir con esa expectativa”, explica Valdez.