El descontento social se generaliza y es una de las preocupaciones que revela el informe “Perspectivas Económicas de América Latina (LEO) 2021: Avanzando juntos hacia una mejor recuperación”, documento elaborado por la Corporación Andina de Fomento (CAF), donde también se señala el retroceso que hubo en materia económica a raíz de la pandemia.
El covid-19 agravó la crisis social en la región, y salió a la luz las vulnerabilidades, así como las aspiraciones ciudadanas insatisfechas, profundización de la desconfianza en las instituciones públicas y el descontento social, como se ve en las protestas sociales.
Todos los países registraron protestas sociales por la aplicación de leyes en contra de sus derechos, pero también para exigir derechos y servicios. Bolivia no fue la excepción, una de las aspiraciones de la mayoría de los bolivianos es la indenpendencia de poderes, salud y economía.
El LEO 2021 destaca que solo el 38 % de los ciudadanos confió en sus gobiernos en 2020, frente al 45 % de 2010. El descontento social sigue siendo una de las principales preocupaciones, como lo evidencian las protestas en algunos países de la región.
Además, la satisfacción con los servicios públicos, incluidos la educación y la salud, disminuyó notablemente durante la pandemia. En el caso de la educación, se redujo del 66 %, en 2019, al 53 %, en 2020. Como respuesta, el informe explora acciones de política para repensar el contrato social en la región, sugiriendo cuatro principios para guiar un proceso que genere amplios consensos: Conciliar los intereses de todas las partes; contextualizar para adaptar a las circunstancias; Compensar a los más afectados por las reformas; y comunicar bien el impacto de las mismas.
Más afectada
América Latina y el Caribe (ALC) es la región más afectada por la pandemia del covid-19, y los avances socioeconómicos de las últimas décadas corren el riesgo de ser revertidos por la crisis.
Las estrategias de recuperación deben incluir reformas bien secuenciadas que promuevan sistemas universales de protección social, aceleren la formalización de las economías, mejoren la progresividad fiscal y profundicen la integración regional, dice el informe Perspectivas Económicas de América Latina (LEO) 2021: Avanzando juntos hacia una mejor recuperación.
Según esta decimocuarta edición del informe, ALC experimentó una desaceleración económica histórica en 2020. El producto interno bruto (PIB) de la región se contrajo en torno al 7 %. A pesar de un aumento de alrededor del 6 % en 2021, no se espera que su PIB per cápita vuelva a los niveles anteriores a la crisis antes de 2023-24. El impacto de la crisis ha sido asimétrico, afectando especialmente a los grupos más vulnerables. Como resultado, los niveles de pobreza y pobreza extrema están en su punto más alto en los últimos 20 y 12 años, respectivamente.
El informe señala que Bolivia y Honduras son los países con más informalidad, que bordea el 70 %. Los economistas ya advirtieron que la economía informal se ha posesionado en el país, debido principalmente a un tipo de cambio fijo, que hace que la mayor parte de la población se dedique al comercio.
Además, se pudo observar que en medio de la pandemia, ante la falta de trabajo crecieron los mercados barriales, y donde solo había uno, aparecieron dos más, y con ello aumentó el número de vendedores informales.
Esfuerzos
Aunque el informe reconoce los considerables esfuerzos realizados por los países de la región para proteger durante la pandemia a los grupos más vulnerables, entre ellos las mujeres, los jóvenes y los ancianos, también destaca que cerca del 40 % de los trabajadores no tenían protección social cuando comenzó la crisis.
Eso se debe en gran medida a que, en promedio, más del 50 % de los trabajadores de la región trabajan de manera informal. Avanzar hacia sistemas de protección social universales es fundamental para proteger a los más necesitados en el contexto post-pandémico.
Según el LEO, una recuperación sólida e inclusiva requiere una mayor integración productiva en sectores estratégicos, entre ellos el automotriz, el farmacéutico, el de las energías renovables, la economía circular y la agricultura sostenible.
También exige una respuesta fiscal holística urgente: una mayor progresividad del sistema tributario, un mayor cumplimiento fiscal, una administración tributaria más eficiente y la eliminación de los gastos tributarios ineficientes.
La reducción de la evasión y la elusión fiscal, así como la eliminación de algunos gastos tributarios que representan cerca del 4 % del PIB podrían aumentar los ingresos y la equidad, sin comprometer la recuperación económica.