El contrabando no solo afecta a ciertos sectores de la industria nacional sino a todo el aparato productivo, una muestra de ello, es que el sector vitivinícola redujo la demanda de uva a productores locales en un 35 %, informó Luis Pablo Granier, gerente general de D&M-SAIV.
Granier señala que el mercado negro está golpeando duramente al sector vitivinícola, y una consecuencia fue la reducción de la demanda de uva a los productores.
Pero también sostiene que ese indicador es producto de la pandemia que ha axfisiado al sector.
Granier afirma que el contrabando afecta a muchos otros sectores económicos como los importadores de electrodomésticos, la manufactura, la industria farmacéutica, entre otros.
“En el negocio vitivinícola se estima que actualmente el consumo de vino de contrabando en Bolivia es de un 40 %”, asegura Graniel mediante la respuesta que contestó a un cuestionario enviado por EL DIARIO.
Pero no solo pierde el aparato productivo nacional, sino también el Estado debido a que el ingreso de mercadería de contrabando no paga impuestos y, por ello, también el producto tiene un valor menor en el mercado nacional.
El Gerente General de D&M-SAV señala que la evasión impositiva de parte del sector informal, que no paga tributos ni beneficios sociales, supera los 10 millones de dólares.
“Esto, sin duda, genera penosas consecuencias sociales como la pérdida de puestos de trabajo, fuga de talento al exterior, quiebre de emprendimientos, desincentivo e incertidumbre en la sociedad. Toda la cadena productiva se ve seriamente comprometida, desde los productores de uva, pasando por las bodegas, los distribuidores, los puntos de venta formales y, finalmente, la población que consume el producto”, lamenta.
Los empresarios en su momento señalaron que los productos de contrabando ponen en riesgo no solo la superviviencia de la industria nacional, sino también la salud de los bolivianos, puesto que no pasa ningun control sanitario.
Exportación
A pesar de todo, el sector vitivinícola impulsa la exportación de singanis a mercados importantes de la región, puso su mirada en Estados Unidos, y mediante un productor de cine busca posicionar el producto en el norte.
“La exportación de singani nos permite exhibir el destilado boliviano con el mundo y posicionarnos como un pais productor de alta calidad”, sostiene.
“En ese sentido, hemos realizado campañas para comercializar Singani 63 en Estados Unidos, de la mano del productor de cine Steven Soderbergh. Ahora, nuestra bebida emblema es degustada en el país del norte y en otras regiones del globo”, asegura.
Consumo interno
Por otra parte, Granier dijo que pese al contexto derivado de la pandemia, el esfuerzo del sector vitivinícola ha rendido frutos.
“La cadena de uvas, vinos y singanis sigue siendo la actividad productiva más importante del sur de Bolivia, genera más de 5.000 fuentes de empleo directo e indirecto a nivel nacional, hay 4.200 familias que viven de este rubro que mueve más de 200 millones de dólares anuales, aporta millones de dólares en impuestos y se ha convertido en motivo de identidad y orgullo boliviano”, informó.
A pesar del impulso que dieron para aumentar el consumo nacional de productos nacionales, como el vino y el singani, el Gerente General de D&M-SAV asegura que el reto está en continuar promoviendo la cultura del consumo de productos bolivianos, para que los consumidores prefieran los hecho en Bolivia antes de otras opciones.
“Es importante generar consciencia acerca de la calidad del destilado boliviano y lo que este producto representa para el país ante la mirada del mundo”, puntualiza.
Finalmente, Granier afirma que el contrabando afecta a toda la cadena productiva del sector vitivinícola. “Los productores de uva son los primeros en sentir las consecuencias del comercio ilícito, ya que no logran vender la totalidad de sus cosechas; luego, las bodegas perciben ventas bajas de sus productos, lo que resulta en un riesgo para la estabilidad laboral de miles de familias que son parte de la industria singanera y de vinos. Además, el consumidor está expuesto a ingerir licores de contrabando, sin certificación sanitaria, y que puede provocar serios conflictos de salud pública”.