“Bolivia no tiene nada que envidiar a Perú o México; nuestro país es muy diverso y está lleno de sabores”, señaló Marsia Taha.
La imagen de la abuela o la mamá en la cocina removiendo una sopa o un guiso casero no existe en el repertorio de recuerdos infantiles de Marsia Taha.
“Me crié en una familia de puras mujeres a las que nunca les gustó ni sabían cocinar”, dijo la joven boliviana, que a sus 32 años acaba de ser nombrada Chef Femenina Revelación de América Latina por la prestigiosa lista 50 Best Restaurants.
“Pero a mi abuela le encantaba comer. Fue ella quien empezó a formar mi paladar desde chiquita y con quien conocí la cocina tradicional boliviana, la de los «agachaditos» (puestos típicos ambulantes)”, añadió mientras sonreía.
La sonrisa se amplía al recordar la reacción de su abuela materna al enterarse de que su nieta apenas comía carne.
“’¡Si no le dan carne la van a matar!’, decía ella. Así que me sacó a conocer los mercados populares callejeros, donde probé carne por primera vez”, añadió.
Su dieta hasta entonces había sido vegetariana. De padre palestino-jordano y madre boliviana -de Oruro, precisa ella- Taha nació en Sofía, Bulgaria, cuando el país todavía era socialista y formaba parte del Bloque del Este.
“Los recuerdos que tengo de Sofía son muy vagos porque a los cinco años me fui a vivir a La Paz con mi mamá, pero sí recuerdo bastante la comida, que es lo que me ha conectado siempre a mis otras culturas”, manifestó a BBC Mundo.
“Me acuerdo mucho de los panes árabes y de las olivas pequeñitas y muy sabrosas que mi a papá le traían de Palestina. Y también del yogur búlgaro que comíamos todo el tiempo en casa porque el gobierno lo repartía”, apuntó. (BBC Mundo)