Destacó las bondades del software de diseño de pavimentos denominado Dipav, basado en el Método AASHTO-93 que es el más utilizado en el mundo, que hoy Bolivia está exportando a los mercados de la región.
Dipav es el software oficial de la mayoría de las empresas consultoras del país, es utilizado por la Administradora Boliviana de Carreteras (ABC) y varias entidades públicas de América Latina.
En su 25 aniversario, el IBCH resalta las bondades del pavimiento rígido para impulsar las obras públicas y, con ello, la reactivación de la economía que hoy está tan golpeada por los embates de la pandemia del covid-19.
Actualmente, Bolivia cuenta con más de 1.400 kilómetros de vías de la Red Vial Fundamental que se han construido con pavimento rígido, con un impacto positivo para el tránsito en las difíciles carreteras bolivianas. Además, se han desarrollado unos 12 millones de m2 de pavimentos urbanos en la mayoría de las ciudades grandes y medianas del país.
Gracias a estudios en diseño y construcción realizados en los últimos años, la entidad de investigación y desarrollo de la industria del cemento ha logrado demostrar los beneficios del pavimento rígido en relación al pavimento asfáltico –que es importado– en términos de durabilidad, menores costos de mantenimiento, ahorro de combustibles, mayor seguridad vial, mejor visibilidad y mejor relación beneficio/costo que beneficia a muchos sectores evitando la fuga de divisas por importación de asfalto.
“Estamos convencidos de que el pavimento rígido es la opción más barata, más eficiente y más segura para garantizar la sostenibilidad de las obras públicas en Bolivia”, remarcó Alfaro.
“Todos aquellos que se dedican a la construcción comprenden que la dupla hormigón – acero que se conoce como hormigón armado va cambiando la morfología de las ciudades y bien aplicado y planificado puede permitir un desarrollo armónico y sostenible para los seres humanos”, su uso en vías urbanas y camineras es un puntal para el desarrollo del país, explicó.
Medidas urgentes
El IBCH está conformado por las empresas Soboce, Coboce, Itacamba y Fancesa, y por la Sociedad de Ingenieros de Bolivia (SIB) y el Colegio de Ingenieros Civiles de Bolivia (CIC).
En el actual contexto de crisis, Marcelo Alfaro demandó medidas más claras y contundentes de parte del Gobierno, y en particular de las Gobernaciones y los Municipios, para reactivar la construcción, un sector estratégico para la recuperación de la economía por su efecto multiplicador en otros sectores y por su alto impacto en la generación de empleo.
Alfaro recordó que la industria del cemento tuvo una caída del 25% durante el 2020, tasa que nunca se había registrado en la historia económica del país. De 4 millones de toneladas de cemento que se comercializan el año 2019, la industria cementera ha pasado a comercializar 3 millones de toneladas, lo cual ha impactado significativamente en la economía del sector.
Alfaro recuerda que detrás de la industria del cemento no solo están las empresas, sino constructores, ferreterías, transportistas, proveedores de insumos y una enorme cantidad de actividades relacionadas con la construcción.
“Estamos muy preocupados porque la reactivación de la economía apenas se está dando. Hemos visto algunas señales, y esperamos que estas medidas se fortalezcan para que todos podamos salir de esta crisis”, señaló.