Durante los últimos años se crearon programas con la finalidad de apoyar a la producción agrícola a nivel nacional, hasta se dotó de maquinaría para mejorar la productividad y aumentar la oferta de alimentos al mercado nacional, y ahora a alrededor de dos millones de personas les falta alimento.
Solo el Fondo de Desarrollo Indígena Campesino (Fondioc) tenía un presupuesto de más de 1.000 millones de bolivianos, y la situación no cambió, y ahora se erogan similar presupuesto en los más de 15 programas, y los resultados no son los esperados; además a la fecha el Ministerio de Desarrollo rural y Tierras no presentó una evaluación de resultados.
Según la Cumbre Independiente de Sistemas Alimentarios que promovió la Unión Nacional de Instituciones para el Trabajo de Acción Social (UNITAS) con respaldo de un conjunto de organizaciones de la sociedad civil, indicaron que miles de bolivianos no tienen acceso a los alimentos.
Varios expertos en alimentos, así como economistas, opinaron que sí no fuera el contrabando, el mercado nacional tendría problemas de abastecimiento de productos de la canasta familiar, situación que también frenó un alza de los precios, pero no por políticas del Gobierno.
El docente e investigador de la Universidad Mayor de San Andrés (UMSA), Lucio Tito, en reiteradas oportunidades sugirió un trabajo conjunto entre todos los programas, ya que de manera aislada los resultados están lejos de las metas.
Dijo que existen productos que deben ser impulsados, y se lo podría hacer de una manera coordinada para que genere impacto en las familias productoras, pero los resultados muestran que la producción orgánica, por ejemplo, no tiene un mercado para exponer sus productos y tampoco una política de apoyo, lamentó.
Entre tanto, el denominado Movimiento Agroecológico Boliviano “M.A.B”, del cual forma parte asociaciones y organizaciones de pequeños y medianos productores/ras, instituciones no gubernamentales, organizaciones eclesiales, colectivos ciudadanos, gastrónomos/as, y consumidores/as responsables que defienden y practican la Agroecología, trabajan en la construcción de propuestas de desarrollo de una política agroalimentaria basada en el cuidado de los soportes de la vida (familia, suelo, agua, planta y semillas).
También alertaron que el hambre asecha a los hogares bolivianos, por diversas razones, como ser falta de recursos, o porque no hay los alimentos requeridos en el mercado nacional.
“En Bolivia, existen alrededor de dos millones de personas que sufren de carencia alimentaria, es decir, su alimentación no cubre los requerimientos de nutrición y calorías para un desarrollo humano apropiado”, refiere el documento de análisis y conclusiones que redactó la cumbre que se llevó adelante el año pasado.
El informe final estableció asimismo que se observa la existencia de problemas de abastecimiento de productos alimenticios básicos que se refleja en aumentos de los precios internos de los alimentos, lo que ha ocasionado un repunte de la inflación, llevándola a niveles por encima de las estimaciones oficiales.
“Cuando hablamos de castigo también hacemos referencia a la falta de nutrición y (la existencia de casos de) obesidad que es mayor a la falta de alimentos”, señaló Rafael Lindeman, investigador en agricultura familiar y medio ambiente.
Según el especialista, en términos de desnutrición la situación es “alarmante y preocupante”.
Al respecto, el aprovisionamiento y acceso a productos alimenticios por parte de la población, especialmente la de estratos de ingresos más bajos, se hace cada vez más difícil, advirtió también el documento del MAB.
Para superar está crisis de seguridad alimentaria que sufren miles de familias bolivianas, el Gobierno apeló a las importaciones de alimentos, que según datos del IBCE entre el 2006 y 2020 sumaron un total de 7.019 millones de dólares por la compra de más de 9.6 millones de toneladas.
En este sentido los alimentos sujetos a importación masiva son el trigo que ocupa el primer lugar entre los 20 productos básicos importados pues la producción nacional es deficitaria.
Junto al trigo, la harina, manzana, papa, tomate y arroz son algunos de los 20 alimentos básicos que Bolivia importa y son considerados “sensibles”, porque no deben faltar en la canasta familiar, refiere el informe.
El rol del Estado
Frente a esta realidad, el gobierno que administra el Estado, deja dudas y preocupaciones sobre las políticas nacionales que viene promoviendo para asegurar la provisión de alimentos, sanos y nutritivos para la población, indica el informe.
El Estado, viene alentando a grupos agroindustriales del sector privado a través de políticas gubernamentales que les favorece, como la ampliación de la FES, la ampliación de la frontera agrícola, la permisibilidad en la producción de maíz. trigo, caña de azúcar, transgénicos, créditos con fondos de las AFP, el fomento al uso e importación de agroquímicos, entre otros, denunció el documento.
Este modelo de producción también enfrenta serios problemas de sostenibilidad debido a que alienta una casi nula, por no decir, inexistente, diversidad de cultivos, además del uso intensivo de fertilizantes sintéticos, plaguicidas y herbicidas que degradan progresivamente el potencial productivo y fomentan un ambiente cíclico vicioso, señala el documento.