Bolivia creció el 2021 en 6,1 %, debido al rebote estadístico, aunque el Gobierno asegura que esto fue por sus políticas y para esta gestión se prevé alcanzar 5,1 %. El Banco Mundial, por su parte, proyecta un crecimiento no mayor a 3,9 % para este año y de 2,8 % para el próximo. Nuevamente el país va camino a la desaceleración, de acuerdo a las cifras presentadas.
Sin embargo, en comparación a las cifras presentadas en 2021, el Banco Mundial mejora las perspectivas del crecimiento de Bolivia para la presente gestión de 3,5 % a 3,9 % para este 2022 y de 2,7 % a 2,8 % para el 2023.
Las economías de la región cayeron el 2020 por la pandemia, y el 2021 se observó una recuperación de lo perdido, y ahora los crecimientos volvieron a la normalidad, y por eso se reflejan las cifras, reflexionó William Maloney, economista en jefe del Banco Mundial para América Latina y el Caribe.
Recordó que Bolivia creció 6,1 % el 2020, pero el 2021 recuperó lo que perdió, y ahora se proyecta una cifra de 3,9 % para este 2022 y 2,8 % para el 2023.
Bolivia registró un crecimiento el 2019 de 2,2 %, el 2020 ingresó en recesión con -8,7 %, el 2021 empezó a recuperar con 6,1 %, y para este 2022 se proyecta que llegue a 3,9 %, y para el 2023 a 2,8 %, y para el 2024 sería de 2,7 %, según el Banco Mundial.
En su informe de 2021, la entidad internacional, informe semestral que presentó ayer el Banco Mundial, señala que las economías de la región van camino a una recuperación tras la crisis de covid-19. Se espera que el PIB de la región crezca 2,3 % este año y un 2,2 % adicional en 2023.
No obstante, son proyecciones modestas que colocan al crecimiento regional entre los más bajos del mundo en un momento en que la región enfrenta grandes incertidumbres, como la posible aparición de nuevas variantes del coronavirus, un aumento de la presión inflacionaria y la guerra en Europa, que amenaza la recuperación mundial, señala el informe.
En su momento los economistas, Gabriel Espinoza y Ernesto Bernal, así como los empresarios, atribuyeron el crecimiento del año pasado a un rebote estadístico, debido a la caída registrada en 2020 por la pandemia.
Desde el 2015 ya empezó la desaceleración de la economía nacional, aunque el Gobierno negó eta situación, debido a la caída de los precios de las materias primas en el mercado internacional, que nuevamente repuntaron a raíz de la invasión de Rusia a Ucrania.
Reformas
El organismo internacional señala que la recuperación en América Latina y el Caribe demanda reformas urgentes y pide aprovechar las oportunidades del crecimiento verde, que toma cuerpo a nivel mundial por el calentamiento global.
Las economías de América Latina y el Caribe (ALC) van camino a una recuperación tras la crisis de covid-19, aunque las secuelas de la pandemia persisten y la necesidad de un crecimiento dinámico, inclusivo y sostenible es cada vez más urgente, de acuerdo a un nuevo informe del Banco Mundial, Consolidar la recuperación: aprovechando las oportunidades del crecimiento verde.
Después de un rebote de 6,9 % en 2021, se espera que el Producto Interno Bruto (PIB) de la región crezca 2,3 % este año y un 2,2 % adicional en 2023, y la mayoría de los países revertirá las pérdidas del PIB que tuvieron lugar durante la crisis pandémica.
No obstante, esas modestas proyecciones colocan al crecimiento regional entre los más bajos del mundo en un momento en que la región enfrenta grandes incertidumbres, como la posible aparición de nuevas variantes del coronavirus, un aumento de la presión inflacionaria y la guerra en Europa, que amenaza la recuperación mundial. De hecho, la previsión de crecimiento regional fue revisada a la baja en 0,4 % tras la invasión rusa a Ucrania.
La tasa de pobreza a nivel regional se elevó a 27,5 % en 2021 y sigue por encima de su nivel prepandémico de 25,6 %, mientras que las pérdidas de aprendizaje podrían resultar en una reducción del 10 % en los ingresos futuros de millones de jóvenes en edad escolar.
“Nos encontramos en un entorno mundial de gran incertidumbre, que podría impactar en la recuperación post pandemia. No obstante, a largo plazo los desafíos del cambio climático serán aún más apremiantes, lo que nos obliga a avanzar de forma urgente hacia una agenda de crecimiento más verde, más inclusiva y que eleve la productividad”, dijo el vicepresidente del Banco Mundial para América Latina y el Caribe, Carlos Felipe Jaramillo.
De acuerdo al informe, es imperativo poner en marcha una serie de reformas a favor del crecimiento en infraestructura, educación e innovación, y las inversiones más importantes deben financiarse a través de un gasto más eficiente y mayores ingresos fiscales. Pero estas reformas tan necesarias deben responder a los grandes acontecimientos que están configurando la economía mundial, incluido el cambio climático.
En los últimos veinte años, los países de América Latina y el Caribe perdieron el equivalente a 1,7 % de su PIB anual a causa de los desastres relacionados con el clima, mientras que unas 5.8 millones de personas podrían caer en la extrema pobreza en la región para el año 2030.
La agricultura probablemente se vea seriamente impactada, con una reducción en los rendimientos de los cultivos en casi todos los países, mientras que la estabilidad de la generación de energía se verá afectada por cambios en el ciclo hidrológico, subraya el informe.
“ALC disfruta de tremendas ventajas comparativas verdes, que le brindan la oportunidad de generar nuevas industrias y exportaciones. Tiene un enorme potencial en energías renovables, grandes reservas de litio y cobre —utilizados en tecnologías verdes— y un gran capital natural, todo ello cada vez más valorado en un mundo donde el calentamiento global y la seguridad energética pasan al centro de la escena”, dijo Maloney.
Planteamiento
Políticas para la fijación de precios que promuevan la adopción de las actuales tecnologías bajas en carbono, por ejemplo, mediante reformas en los subsidios a los combustibles fósiles y el establecimiento de impuestos sobre el carbono y esquemas de comercialización de emisiones.
Mecanismos creíbles de verificación que posibiliten las primas de precio verdes. Esto permitirá la exportación de créditos/compensaciones de carbono y sacar provecho de los mercados de financiamiento verde.
Sistemas mejorados para identificar y adoptar tecnologías que mitiguen el impacto de la región sobre el clima y la ayuden a adaptarse, mientras aprovecha sus ventajas naturales para crecer. La agricultura climáticamente inteligente, por ejemplo, puede ayudar a los países a adaptarse a los cambios en los patrones de lluvia.
Compromisos en términos de política, planes a largo plazo creíbles, inversiones complementarias y mecanismos de reducción del riesgo, que reducen la incertidumbre y aceleran la adopción de tecnologías que promueven el crecimiento mientras se adaptan y mitigan el cambio climático.