El precio internacional de la soya ascendió de forma significativa desde el año pasado, hasta situarse por los 570 dólares por tonelada. En 2021, la producción anual de soya en Bolivia supero los tres millones de toneladas; lo cual permitió mayores excedentes para las exportaciones y un aumento importante en el ingreso de divisas para el país, provenientes principalmente de la harina y aceite de soya.
El sector soyero exporta el 80 % de toda su producción ya que el mercado interno es abastecido plenamente con el 20 %. El 95 % de lo exportado está constituido por harina y aceite, «lo cual significa que se está enviando a mercados extranjeros productos con valor agregado, un beneficio para el país porque representa la generación de empleos por la industrialización», explicó Flores.
El alza en la cotización del grano y sus subproductos (harina y aceite) se debe principalmente a la prolongada sequía que afectó al sur de Brasil, país que preveía producir 144 millones de toneladas, pero se calcula que no superará los 130 millones. Una situación similar ocurre en Argentina, donde los efectos climáticos mermaron la producción, que apenas alcanzará 40 millones de toneladas, nueve millones menos de lo previsto.
En el caso boliviano, Anapo proyecta que la campaña de verano de 2022 será de al menos dos millones de toneladas de grano, es decir una producción menor en 500 mil toneladas comparada con la del año anterior.
«Debido a la sequía, el rendimiento promedio ha sido de dos toneladas por hectárea en los últimos años. Pero, si los productores tendrían acceso a nuevos eventos de biotecnología como la soya resistente a sequía, podríamos llegar a 2,7 toneladas por hectárea, aumentando la producción sin necesidad de ampliar la frontera agrícola y evitando pérdidas productivas anuales de 500 mil toneladas y económicas de al menos 200 millones de dólares», sostuvo el Presidente de Anapo.
Añadió que el cultivo de esta oleaginosa es la fuente de ingresos de 14.000 unidades productivas en el país, la mayoría de ellas de pequeños productores.
Señaló que debido a la falta de acceso a la biotecnología para los productores soyeros bolivianos, el país está dejando de percibir ingresos en divisas de unos 600 millones de dólares por exportaciones, considerando los niveles de precios actuales que tiene la soya en el mercado internacional.
El directivo señala que Anapo seguirá solicitando al Gobierno atención a las demandas de su sector que, además de incluir un pedido unánime de todos los productores de permitir el uso de la biotecnología, requiere también mejorar la logística de exportación hacia otros países, para lo cual el ansiado proyecto Puerto Busch debe ser una realidad urgente para mejorar la competitividad de la soya boliviana.