Los países buscan mejorar las recaudaciones para destinarlos a servicios y la aplicación de la tecnología sería una oportunidad para volver a la administración tributaria digital y automatizada, además de elevar los niveles de ingreso, según un artículo de Marcello Estevão, director del departamento de Prácticas Mundiales de Macroeconomía, Comercio e Inversión de la entidad internacional, en su blog.
Bolivia avanza en el tema de la facturación electrónica, que es un paso importante para la automatización que sugieren los expertos internacionales en el tema, ya que la implementación del proceso reducirá los tiempos de los trámites.
El experto internacional señala que, para los ciudadanos de algunos países, el pago de impuestos es una de las interacciones con la administración pública más difíciles y lentas. En el caso de muchos gobiernos, mejorar el cumplimiento tributario y recaudar ingresos suficientes ha sido una necesidad clave para financiar bienes y servicios públicos.
Por esa razón, los organismos de administración tributaria se están volcando hacia la transformación digital y la automatización de sus sistemas. La adopción de tecnología puede posibilitar reformas tributarias exitosas y sostenibles, garantizar una tributación adecuada en el marco de la economía digital y reducir los obstáculos al cumplimiento. La pandemia de covid-19, que generó un auge del uso del comercio digital, hizo que este cambio fuera especialmente urgente para estos organismos.
La transformación ha avanzado cada vez más rápidamente en la última década, ya que el costo de las tecnologías digitales ha bajado notablemente y las herramientas de desarrollo de aplicaciones ahora son más fáciles de usar. A modo de ejemplo de la caída del costo, el almacenamiento en la nube ahora es, como mínimo, un 50 % más barato que hace unos pocos años, expresa.
Como se recordará, el Gobierno implementó una nube, pero todavía se desconocen los resultados de esta propuesta, que busca un lugar propio para la información gubernamental.
El mayor uso de los macrodatos (big data) es un factor importante de este cambio porque puede permitir una fácil verificación cruzada de la información, lo que mejora el cumplimiento por parte de los contribuyentes, asegura el experto en su artículo.
“Se cree que, en total, entre 2020 y 2024 prácticamente se triplicará el volumen mundial de datos de los proveedores de pagos móviles, las cajas registradoras electrónicas, los mercados en línea y otras fuentes digitales”, alertó.
La transformación digital también está impulsada por el rápido crecimiento del comercio electrónico, que según las previsiones se ampliará un 24 % entre 2020 y 2025, lo que lo convierte en una parte cada vez más importante de la base imponible.
Bolivia ya determinó aplicar impuestos al tema digital y el comercio electrónico está en la mira, ya que las redes sociales se convirtieron en tiendas virtuales, pero todavía los controles no llegan a este segmento.
El uso creciente de los pagos sin dinero en efectivo, a través de teléfonos móviles y otros dispositivos, también está impulsando el cambio. Estos pagos pueden ser revisados fácilmente por los organismos tributarios y, a menudo, dejan un rastro digital que se puede auditar, asegura.
La digitalización facilita la vida de las autoridades, ya que alivia la carga administrativa y da a los funcionarios más tiempo para centrarse en actividades de mayor valor. Más allá de eso, permite a las autoridades simplificar los procedimientos y reducir la carga de cumplimiento que recae sobre los contribuyentes.
Las investigaciones demuestran qué en Corea del Sur, por ejemplo, la digitalización ha reducido los costos del cumplimiento hasta un 19 % en el período 2011-16, señala el autor.
“En lugar de almacenar enormes cantidades de datos de los contribuyentes, los organismos tendrán acceso cifrado a la tecnología de libro mayor distribuido, lo que les permitirá obtener información tributaria sin problemas y en tiempo real. Esto tiene el beneficio adicional de hacer que los organismos tributarios sean “menos visibles” para el público.
Las decisiones de los organismos tributarios estarán cada vez más respaldadas y reforzadas por la inteligencia artificial. Sin embargo, se deberá supervisar de cerca el sistema para evitar errores.
Los organismos tributarios podrían convertirse en depósitos de una cantidad cada vez mayor de datos gubernamentales. Esto les dará un papel central en la formulación de la política económica y permitirá que los encargados de las políticas revisen las operaciones de la economía y se elaboren mejores previsiones.
El sistema tributario podría ser mucho más fácil de usar. Esto incluiría servicios tales como la presentación de declaraciones de impuestos llenadas previamente, el acceso de los contribuyentes a su propia información de presentación de datos y el intercambio de datos con los bancos para acelerar la aprobación de créditos. Además, contribuiría a la privacidad de las consultas sobre antecedentes tributarios que realicen los investigadores y las comunidades locales.